lunes, 21 de diciembre de 2020

Meditaciones desde mi ambulancia (29)


 

Nuevamente a lomos de la ambulancia. Sentado en la amura de estribor, todavía es noche cerrada, la primera del invierno: la mar de los layetanos a una banda, las suaves colinas de Torrentbó a la otra.  Cruzamos el Maresme, una comarca—salchicha, que patrióticamente Paco Mías consideraba lo más hermoso de Cataluña. En eso nunca le llevé la contraria.

Pienso para mis adentros.

El hombre de Waterloo plantea ahora contra el ´Estado español´: «Desbordamiento democrático y no violento, masivo y sostenido en el tiempo”. O sea, hacer efectivo el 1 – O. Tras el fracaso del procés, lo conveniente –entiende--  es reincidir en el error. ´Desbordamiento democrático´ es un estuche sin instrucciones de uso, sin posología. Arrebato retórico recordando que por él no pasan el tiempo y sus circunstancias, discurseado en el Palau de la Generalitat con motivo de la sesión del llamado Consell nacional de la república  el pasado viernes. En el Palau como diciéndole a ERC que es él quien tiene la sartén por el mango.

Una perorata más propia de la vulcanología que del comedimiento. Es, por otra parte, el forraje que necesita Vox en Cataluña Es, en cambio, la toxicidad que pone todavía más en peligro la ya maltrecha economía catalana y cercena sus posibilidades de recuperación. Pero, ¡oído cocina!, Waterloo que mantiene su capacidad de barullo, ya no es un sujeto intimidante.

Hay motivos fundados para pensar que el caballero ha perdido el oremus. Pero –sin descartar esta hipótesis--  bien podría ser que tan disparatada orientación sea una arenga para tensar a sus parciales de cara a las elecciones autonómicas del 14 de febrero y, así, sembrar de minas el terreno que quiere marcar para diferenciarse de Esquerra Republicana de Catalunya.  Ciertamente las personas con punto de vista fundamentado mostrarán algo más que extrañeza viendo hasta qué punto un dirigente político puede decir unos dislates tan caballunos dentro o fuera de cualquier campaña electoral. Sin embargo, el personaje es así y no es la primera vez que sus soflamas adquieren esos tintes tan extravagantes.  Con todo, sea como fuere no hay que echar en saco roto que el caballero lleva ya algún tiempo en el exilio y eso, en el caso de algunos de poca consistencia cerebral, desgasta la suyo. Recuerdo ciertos personajes de las novelas de don Pio Baroja, exiliados en París, que actuaban poco menos que como este Waterloo. No es que el exilio, en el peor de los casos, establezca necesariamente la confusión entre deseo y realidad, pero en esta ocasión facilita la amplificación de unos espejismos que venían de atrás.

Tengo para mí que Waterloo pretende, además, disimular su fracaso en el ´exterior´ con las palabras gruesas de su discurso. Afirmó en su día que «El món ens mira». Pero el mundo –como decía Jimmy Fontana en su momento--  se limita a ir a lo suyo: a girar «en el  espacio sin fin», desdeñosamente al margen de los delirios de Waterloo.

El caballero errante, sin embargo, ha ido haciendo acopio de fracasos al por mayor y detall. Los dos últimos: el cogotazo del partido flamenco dejándole sólo y argumentando que Waterloo «ha dividido a la sociedad catalana hasta los huesos» y la deprimente soledad de su discurso ante un hemiciclo vacío en el Europarlamento. Con esos atalajes el hombre de Waterloo consolida su solipsismo y su discurso –merced a los altibajos de la grupusculización— se hace  más irreal, más absurdamente prometeico. Como si quisiera engañar, vano propósito, a doña Correlación de Fuerzas.  De manera que podemos sacar una conclusión provisional: hoy día Carles Puigdemont es el principal impedimento del independentismo catalán. Lo cual es, en primera derivada, un motivo de felicitación y, en segunda derivada, una evidente preocupación por el caos que origina y el rescoldo que va dejando.

¿Hablamos de un desequilibrado? No estamos en condiciones, por legos en la materia, de dar una respuesta, ni siquiera aproximada. Lo que sí podemos hacer es leer lo que dice y sacar las consecuencias de lo que está sucediendo. Con este caballero y sus allegados Cataluña no corrige su deriva a la decadencia, ni podrá salir de la crisis económica. Y más todavía, con estos planteamientos se endosa una considerable polución al cuadro político español: Vox, así las cosas, podría ser el más cualitativamente beneficiado en las próximas elecciones autonómicas catalanas, que están a la vuelta de la esquina. No es posible que Waterloo ignore esas consecuencias.

De vuelta a casa con un tratamiento de radio más a mis espaldas y la amable sensación de que ya estoy lili. El castillo de Burriac a babor y la arquera Laia, que construyó Josep Maria Rovira--Brull a estribor.  

Post scriptum.--- Don Venancio Sacristán reitera: «Lo primero es antes».

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