Los de Pablo
Casado forman parte
ya de la familia zoológica de los antisistema. En el arca de Noé se encuentra
esa parentela «vestida de azul con su camisita y su canesú». De esta manera ese
partido político representa una cesura con relación a las derechas
tradicionales de nuestro país. Con la única cognación que podría tener vínculo
de consanguinidad sería con aquellos tristemente célebres persas,
famosos por su Manifiesto firmado por 69 diputados absolutistas en Madrid el 12
de abril de 1814. Ningún dirigente político español de derechas se
reconocería en las posiciones de Casado y su cohorte. De ahí que no sorprenda
la distancia (medida en años--luz) entre lo que recomienda el Fondo Monetario
Internacional con relación a la lucha contra la pandemia y lo que dice el
Partido Popular y hace la Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid.
Christine Lagarde, presidenta
del Banco Central Europeo, ha dejado claro un concepto para el ahora mismo:
«Contra esta crisis, gasto público». Esta señora no ha perdido su orientación
de derechas. Precisamente porque lo mantiene, Lagarde es perfectamente
consciente que, de no ser así, el sistema puede sufrir profundas convulsiones.
Precisamente por ello, Vitor Gaspar (un alto funcionario del FMI) avisa con
claridad que «existe el riesgo de retirar prematuramente el apoyo fiscal», por
lo que –añade el portugués-- «mantener esa política hasta que la recuperación
esté sobre una base sólida». Ver https://blogs.imf.org/bloggers/vitor-gaspar/
Primera conclusión provisional: desde las covachuelas de la FAES hasta el camaranchón del gobierno de Madrid, la toxicidad que se
emite es contraria a las orientaciones de los organismos
internacionales –FMI, OCDE y OMC-- y las autoridades de
la Unión Europea. Es Aznar que reedita la célebre escena del
mañico gritando al tren que se acerca: «¡Chufla, chufla que como no te apartes
tú!». (Nobleza baturra, 1935. Imperio Argentina y Miguel Ligero).
En resumen, la confrontación sistémica del Partido Popular con el gobierno progresista
es, en primera derivada, un asunto doméstico, que tiene repercusiones europeas,
y –más todavía-- expresa la desubicación de los de Casado de las
orientaciones de los organismos internacionales. Sorprende, por todo ello, ese
estilo bonachón de la mayoría de los comentaristas políticos que cocinan sus
platos equidistantes sin señalar las responsabilidades de cada cual. Aclaremos
no es la influencia de Pilatos, sino tener la lengua guardada para mantener la
cuenta corriente.
Post scriptum.--- «Lo más importante para intentar que nos salga bien eso
de soplar y sorber, gobernando la rabia, es no cometer muchos errores no
forzados», aconseja Joan Coscubiela en https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/soplar-sorber-gobernar-rabia_129_6291886.html. Una idea consanguínea a
la de don Venancio Sacristán: «Lo primero es antes».
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