martes, 13 de octubre de 2020

A ver si nos aclaramos, compañeros


La mitad de las mentiras de las encuestas no son verdad. Por lo general esas encuestas se han convertido en un instrumento más del conflicto político.  Parodiando a Clausewitz son la prolongación de la guerra partidaria por otros medios. Así debería verse, por ejemplo, la encuesta que ayer mismo publicó La Vanguardia. Con todo, dicha noticia manifiesta una constante con relación a las anteriores publicadas: el PSOE mantiene el liderazgo y sube ligerísimamente; el PP sigue en el honroso lugar de los segundones. Es una ventaja de relativa comodidad en un contexto bronco.  

1.---  Pablo Casado pensó que en mayo caería el gobierno. O alguien le aconsejó rematadamente mal o él mismo hizo sus castillos en el aire de su caletre. Primera conclusión provisional: el pesquis de Casado funciona a servicios mínimos. Error caballuno de un joven irascible que está rodeado de un círculo de atolondrados.

Hago mis conjeturas. ¿Qué explica el estancamiento de Casado casaseno?: 1) el fracaso estrepitoso de su previsión de mayo; y 2) su actitud insurgente, levantisca en este  momento tan duro para la ciudadanía, negándose a acordar medidas contra la crisis y de recuperación de la economía.

Yendo por lo derecho: siendo grave el conflicto catalán, la actitud de Casado me parece más peligrosa. Por dos razones: lo máximo que podían destrozar los independentistas ya lo han hecho; ahora queda por saber qué adversidades trae, por incomparecencia, la actitud de Casado. Lo que acabo de decir no es un pronto; lo he meditado durante todo el día.  

 

2.--- Ayer viví dos momentos de gran interés: la lectura del artículo de Daniel Innerarity, ´El poderoso encanto de la impotencia´ (1) y el tuit de Enric Juliana.

Del primero debo destacar que «la causa de que les cueste tanto acordar  (a los políticos) es que están más cómodos  administrando la impotencia que el poder». Es toda una potente radiografía de la práctica de no pocos políticos, ubicados los hunos en la oposición y los hotros en el gobierno. Jean—Paul Sartre --¡aquel trueno!--  les aconsejó, especialmente a los suyos, que se «ensuciaran las manos», esto es, que no tuvieran miedo a gobernar.   

Por su parte el maestro de Badalona dice en su tuit: «En España se están formando un Bloque Monárquico y un Club Republicano. El Bloque tiene poder y el Club sólo tiene opinión. En una situación de dificultad social prolongada el Bloque gana de largo. La encuesta publicada hoy da fe de un enfado, pero también de un deseo: calma».

Sobre ambas partituras me propongo hacer las variaciones musicales que siguen. Es necesario que las izquierdas sepan qué es ese «antes», que a diario reclamamos en nuestros ejercicios de redacción. ¿Lo prioritario y urgente –o sea, el antes--  es el debate de la cuestión republicana o la construcción de un nuevo ciclo de derechos de ciudadanía en el cuadro de un welfare incluyente y profundamente renovado? ¿Qué es preferible –aquí y ahora— la retórica de lo primero o la fisicidad de lo segundo? De momento no hay condiciones para repicar y decir misa al mismo tiempo.

Tengo para mí que algunos impacientes o, tal vez, atolondrados parecen coincidir con las izquierdas independentistas que afirman que, tras la independencia catalana, vendrán por añadidura las conquistas sociales. Sancta simplicitas!  Pero, posiblemente, a ambos les puede ser aplicada la idea de Innerarity: es la comodidad de gestionar la impotencia.

Lo más urgente y prioritario, en mi opinión, es la aprobación de los Presupuestos, la distribución de los fondos europeos con criterios de eficacia y no clientelar como primeros eslabones para consolidar la coalición de gobierno progresista. Si por fas o por nefas cae este gobierno, el que venga, incluso presidido por Pedro Sánchez, no podrá abrir el nuevo ciclo de derechos sociales. La única salida será, entonces, que cantemos con lágrimas nazaritas aquello de «¡Ay de mi Alhama! ¿Estamos en lo que es?

En resumidas cuentas, lo último que necesitamos es una confrontación entre el Bloque monárquico y el Club republicano. Así pues, a ver si nos aclaramos de una puta vez. Y para mayor abundamiento aquí tienen a Lluis Rabell  (clique) en El precio de la pólvora.  Ojo con meterse en sendas tenebrosas.

 

Post scriptum.---  «Lo primero es antes», enseña don Venancio Sacristán, mecánico ajustador y filósofo post socrático.

 

1)           https://elpais.com/opinion/2020-10-11/el-poderoso-encanto-de-la-impotencia.html?fbclid=IwAR2ype1xqTPjY_erW64FMjyP5WuACKY53F4PseaILRnbgZgF-BvCeuwk_UY


 


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