No
me entusiasma el método que se ha adoptado para elaborar el Plan de
Reconstrucción. No creo que sea el más operativo ni el más eficiente. Dicho plan será la obra esencialmente de una
comisión parlamentaria por lo que su estilo formalista y protocolario al uso no
parece el más idóneo para sus primeros pasos que necesariamente deben ser de investigación. Para decirlo con toda franqueza: el gobierno no ha estado
afortunado en este planteamiento.
Dije
hace semanas que lo ideal sería que un comité de sabios se pusiera manos a la
obra para proponer los planos generales del edificio. Un comité de sabios con
los suficientes conocimientos científicos y técnicos para el caso. Añado un elemento
para mayor precisión: sabios tipo Antón Costas, personalidad
respetadísima por la gran mayoría de las fuerzas políticas españolas. Reputado
académico, urdidor de consensos y persona capacitada para enhebrar síntesis
sucesivas. Que me perdona el profesor Costas si le propongo para ese enredo sin
haberle dicho ni oxte ni moxte. Estoy
seguro que un comité de sabios presidido por el profesor Costas haría un buen
trabajo.
Terminadas
las labores de este grupo de trabajo, la mesa (o mesas de negociaciones)
entraría a concretar las propuestas de los sabios.
P/S.--- Estoy mordiéndome la lengua para reprimirme.
¿Quién es el garrulo que propone en la nueva ley de enseñanza la supresión del
carácter obligatorio de las Matemáticas? ¿De verdad cree alguien que debo esforzarme en
demostrar tamaño disparate?
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