Por
enésima vez, desde las altas estancias del independentismo cátaro, se pasan los
límites de lo tolerable e incluso de la legalidad. El jefe de prensa del
consejero de Interior de la Generalitat, Joan Maria Piqué, abre a posibilidad de un conflicto bélico para
conseguir la independencia (1). Tuiter, siempre tuiter. En estos tiempos de
pandemia la preocupación es ésta: organizar un conflicto bélico por la
inependencia. Manuel Gómez Acosta, tirando de
sus ancestros de la Vega de Granada, ha dicho con elegante malafoyá en su
cuenta de Facebook: «.TV3 aún no ha informado de cómo será el
operativo militar que piensan poner en marcha...»
Un
diario, tan poco amigo de estridencias como La Vanguardia, se ha referido a
ello, se supone por la gravedad del caso. «Quizás es un enfoque que no hemos
pensado y funcionaría». Retórica: quizás no lo ha pensado. Ya no tan retórico: “y
funcionaría”. Ese Piqué, no obstante, se
cura en salud y no indica en qué dirección funcionaría.
Primera
consideración en cadena: siendo grave lo que dice este caballerete, lo más
tremendo es que es el conceller es todo oídos ante lo que dice; y siendo esto
grave también todavía es más tremendo que ambos estén en los alrededores inmediatos
de Quim Torra, el
putativo presidente de la Generalitat. El conceller y el Torra no han dicho ni oxte
ni moxte hasta el particular. Todo lo máximo le insinuarán al escribidor que
borre los tuiters. Al menos para acallar a los Mossos
de l´ Esquadra que han expresado su malestar por dicho escrito.
Segunda
consideración: la Fiscalía debe tomar cartas en el asunto. Sin contemplaciones,
ni melindres.
Tercera
consideración: esto no es un desliz de un cabra loca, es la expresión de lo que considera una buena
parte del gobierno catalán, a saber, los herederos de aquella Convergència del
3 por ciento, hoy ya declarada judicialmente como partido corrupto.
Gobierno
dimisión. Delenda est Torra.
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