jueves, 26 de marzo de 2020

Torra y de Gispert, esa alucinada pareja



Nuria de Gispert, conspicua exponente del independentismo (sector de sacristía)  ha vuelto a sacar sus incorregibles dedos a pasear por los teclados de twiter. Su argumento: si Cataluña fuera independiente, en esta crisis morirían menos catalanes.  

El post de Paco Rodríguez de Lecea en su blog Punto y Contrapunto me ahora mis comentarios. Esta señora hace tiempo que se ha impuesto la penitencia de arremeter contra todo lo humano que huela a España posiblemente para hacerse perdonar sus pecadillos de juventud y primera madurez. Es la fe, real o aparente, de los marranos para hacer estridentemente explícito que su conversión (en este caso al independentismo) fue sincera. La fe de todos los carboneros del mundo.

La Vanguardia es un periódico que para ciertas cuestiones me parece altamente fiable. Todo (o casi todo) se mira con atención. Por ejemplo: «La Generalitat tarda diez días en parar sus obras pese a pedir el confinamiento total», afirma el rotativo barcelonés en la edición de hoy.

A ver si lo entiendo: el diligente Torra exige al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que cierre a cal y canto toda la geografía. Un gigantesco compartimento estanco. Pero lo que depende de él mismo –del pastueño Torra— ni mentarlo: lo que exige a los demás no se lo aplica a sí mismo. O peor todavía: como no se le hace caso denuncia al Gobierno ante las autoridades de Bruselas. Que, con desacostumbrada presteza, responden apoyando a Sánchez. Eso es ir por lana y salir trasquilado.

En todo caso, me malicio, que las críticas del laborioso Torra son una especie de chantaje. Más referida a las cuestiones de intendencia que a las propiamente políticas. Algo parecido a la gramática parda incipiente que aprenden los niños chicos: quien no llora no mama. 

Torra o la personificación de la incompetencia disfrazada de militancia espasmódica al servicio del independentismo cátaro. De Gispert o la encarnación de la irascibilidad e una anciana que aprendió esas malas artes en un colegio de monjas y depuró su estilo en aquella sacristía democristiana. Los dos –tanto monta, monta tanto— son la expresión de la decadencia de un sector de la sociedad catalana, el de las diversas militancias independentistas.

P/S.---  Salgo al balcón cada dos horas a mirar en lontanaza diez minutos, es bueno para la vista. Y de paso tomo el Sol, es aconsejable recargar vitaminas.

Oído cocina. Ha aparecido un blog realmente insólito. Se llama El desierto de los tártaros. Según parece sus autores –mediante el uso del olvidado género epistolar--  intentan reflexionar sobre algunos asuntos de y en estos tiempos del cólera y de la cólera.
https://desiertodelostartaros.com/


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