lunes, 6 de enero de 2020

El búnker hallado en el templo



Las ultraderechas tienen mala bebida, especialmente en las fiestas de guardar. La Conferencia Episcopal Española recupera su más acendrada tradición de asustaviejas. Los periodistas de fortuna --«fiel espada toledana»--  escriben sus artículos con las picas que sobraron cuando lo de los Tercios de Flandes. Es una agrupación de desubicados que ha decidido reinstaurar el búnker, que estaba perdido y ha sido hallado en el templo.  Este es el panorama antropológico antes, durante y después de la primera sesión de investidura.

Así las cosas, les propongo a ustedes una consideración inquietante: al menos durante estos días en España no ha existido la derecha. La derecha a secas. Ha estado presente la ultraderecha en sus tres versiones: la puramente de secano; la militantemente falangista; y la infantilmente ruin, cuyos representantes caben en un coche de caballos. Es la tríada que conforman Casado, Abascal y Arrimadas. Se trata de un triángulo escaleno que importa del Lejano Oriente las técnicas de la intimidación de pensamiento, palabra y obra. Es la tríada que exhibe su bravuconería al sentirse acompañada por la Brigada Aranzadi y bendecida por la sagrada hermandad de Mosén Cañizares, Sociedad Limitada.


Conclusión. Veremos en qué acaba lo de la investidura. En la Iliada, casí al inicio, nuestro padre Homero pone en boca de uno de los personajes: «Todo es posible si un Dios lo maquina». Toquemos madera. Lo que sí sabemos es que, si el resultado es favorable a la coalición de izquierdas, la cosa irá por los pelos. Por lo que la legislatura estará pendiente de un hilo. De manera que vale la pena considerar qué papel protagonista le corresponde a ese amplio sector de la sociedad que apoya el programa firmado por el PSOE y UP. Vayan pensando, porque quien quiera peces debe mojarse, como mínimo, el culo.  Pronto insistiremos en este asunto.

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