1.--- Todo
indica que finalmente ERC facilitará con su abstención la investidura de Pedro
Sánchez. Han sido necesarias concesiones no irrelevantes por parte del PSOE
para llegar a un acuerdo. Ahora bien, entre dichas concesiones no figura el
caso de Oriol Junqueras, a pesar de la ordalía que las derechas de secano y
orinal han puesto en marcha. Se miente a cosica hecha cuando se dice que la
postura de la Abogacía del Estado favorable a que Junqueras salga de la prisión
para ejercer como eurodiputado, es una concesión --«traición dicen los de
Casado, confundiendo esta situación con la venganza de don Mendo— a Esquerra
Republicana de Catalunya. Lisa y llanamente la Abogacía asume el contenido del
fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. La inverecundia de las tres
derechas contra la Abogacía del Estado es, en plena concordancia, un ataque al
Tribunal Europeo.
Las
otras concesiones del quid pro quo PSOE y ERC se refieren a asuntos –ciertamente importantes, sin duda— pero que están referidos a cuestiones que
determinados sectores de la política consideran innegociables sin más
fundamento que «porque sí», porque me sale de los juanetes. Por ejemplo, las cuestiones de bilateralidad y
otras por el estilo. Hablando en plata: cuestiones gaseosas. O sea, se cede en
lo gaseoso que, en todo caso para ERC tiene un valor granítico, para que ésta
facilite que se ponga en marcha el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos que es
todo un paquete de sólido anclaje con la condición asalariada, la cuestión
fiscal, la lucha contra la crisis climática, los derechos civiles y la batalla
contra la violencia de género, etc (1). Un acuerdo con el que, en opinión del
siempre temperado Enric Juliana: «Se abre una
oportunidad, quizá irrepetible, para enmendar los graves errores cometidos en
España durante la última década», hoy en La Vanguardia.
2.---
Las derechas de diverso pelaje están poniendo el grito en el cielo por el
acuerdo PSOE – UP. El argumento –más bien la excusa de mal pagador-- es que ese gobierno de «comunistas,
separatistas y terroristas» pretende romper la unidad de España. Una vejancona
antigua de aquellos entrañables tebeos de antaño decía admirativamente de su
nieto: «Igualico, igualico que el defunto
de su agüelico». He ahí el detalle: el genoma de las derechas de diverso pelaje
viene de tiempos antiguos, manteniendo una personalidad inalterable: querer
impedir a toda costa –por tierra, mar y aire--
cualquier intento por tímido que sea de avances materiales y sociales,
culturales y políticos de lo que ellos consideran la chusma.
Estas
derechas vienen del linaje de quienes persiguieron, primero, a los erasmistas y
reformados; de los que encarcelaron y mandaron al exilio a los ilustrados y afrancesados;
de los que persiguieron con saña los primeros movimientos obreros y jornaleros;
de los que –a lo largo y ancho de
nuestra historia-- han gritado en
público o han escrito clandestinamente «¡Viva la Libertad!»; de los que
enviaron a las cárceles y a los pelotones de fusilamiento a miles de mujeres y
hombres que defendieron la República contra el fascismo y, posteriormente en la
noche franquista, no se doblegaron ante los correajes y los hisopos.
Es
la derecha de la caverna. Que tolera en clave de fastidio las conquistas
sociales alcanzadas desde 1977 y siempre dispuesta a demediarlas. Es la derecha
de la taberna que lleva la cruz en el pecho y el diablo en los hechos. La
España de caverna y taberna.
3.---
Era previsible que Waterloo y sus parroquianos pongan la proa al pacto entre el
PSOE y Unidas Podemos. El pacto es política, que es cosa muy distinta de montar
pollos. Porque así como de pan no sólo vive el hombre, en cambio Puigdemont sí
vive de montar pollos.
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