El
cardenal—arzobispo Cañizares
ha insistido en que un gobierno PSOE – Podemos sería «un riesgo para España». Naturalmente el
pintoresco mitrado no necesita razonar sus ocurrencias, es la fe quien lo guía.
Cañizares nos defiende de los «socialcomunistas». De todas formas, la frasecita
me ha llevado a mis tiempos de mozalbete, allá en Santa
Fe, capital de la Vega de Granada.
Allí,
en la ciudad de los Cuatro Arcos una señorona local acostumbraba a decir a sus
amistades: «Menos mal que tenemos a la Iglesia, que nos defiende de los
Evangelios». No era una ocurrencia gratuita sino la constatación de que la
estructura del poder eclesiástico, en aquellos entonces, era un parapeto contra
los excesos igualitaristas de los escritos de los cuatro evangelistas. Eran los
tiempos de don Balbino Santos
Olivera, cardenal—arzobispo de Granada, que aró lo que pudo al servicio
de los ricachones locales. Balbino y Cañizares dos exponentes del nacional—catolicismo.
Cañizares,
sin embargo, tiene un ligero problemilla: de un lado añora los tiempos en que
imperaban los diezmos, las corveas y las banalidades, como mandaba la Santa
Iglesia, Católica, Apostólica y Romana; y, de otro lado, sólo puede desfogarse
y calmar su soledad mediante una prédica de fuerte toxicidad.
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