martes, 8 de octubre de 2019

Moción de censura: pura farfolla




Albert Rivera actúa por encima de sus posibilidades. Que siempre le fueron exageradamente atribuidas en sus repentinos meandros políticos. Albert Rivera o el constante viaje del coro al caño y del caño al coro. El itinerario pertinazmente escorado a estribor desde la primera brillantina hasta la penúltima caspa. Albert Rivera que fue publicitariamente socialdemócrata hasta situarse de manera beligerante en la España de sol y moscas. No busquen ideología en su zurrón, es puro cálculo de mercado electoral. Que, durante un tiempo, le fue rentable dada la poquedad política de la derecha de toda la vida. Ahora Rivera vive sin vivir en él, el mercado electoral le da la espalda: la derecha española o es de aguardiente cazalla o no lo es.

Albert Rivera tiene el viento de proa. Corre el peligro de volver a la desnudez de sus primeros pasos. Nervios y pánico a granel. Las campanas le doblan a mortichuelo. Necesita un algo para que su facundia se mueva cual engañabobos diplomado. Coge la probeta: una pizca de calisay, cuarto y mitad de anacolutos, se agita y ¡zas! moción de censura en el Parlament de Catalunya. Es decir, el experimento que no hicieron durante años, siendo la primera fuerza en la Cámara catalana. Nunca presentaron una moción de censura porque –siempre lo dijeron--  «no salían los números». Que es un argumento rotundo y suficiente.

Ahora tampoco salen las cuentas. Sin embargo, el facundo Rivera ordena la moción de censura ahora. Ahora, en tiempos de su parábola decadente y en puertas de elecciones. Hablando claro: no es un error, sino una opción política que, como tal, debe ser tratada. Es irrelevante que sea electoralista u oportunista. Pero sí es significativo considerar que dicha opción es perfectamente inútil. Sépase que en política lo que es intencionadamente ineficaz es fuego fatuo. O pura farfolla. Que es lo peor que le puede pasar a esta moción de censura. Que no fortalece, ni debilita al vicario de Waterloo, sino que le entra por un oído y le sale por el otro. Con este vodevil, Ciudadanos ha querido disparar, especialmente, contra los socialistas. Hubo momentos en que la tonalidad  más agresiva de su verbosidad  iba más dirigida a Iceta que a los aparentemente censurados. 

Ahora bien, no todo son desgracias para los de Rivera: Ciudadanos ha conseguido ir en coalición a las próximas elecciones con UPyD, que deja temporalmente su condición de pecio para aparentar que flota en la superficie. Ya saben ustedes, el  partido de la, en otros tiempos famosa Rosa Díez, ahora en las mesnadas de la derecha de toda la vida. Digamos que son las viruelas de la vejez.



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