Algunos
de mis amigos opinan que Quim
Torra es un intelectual de fuste. Dios les conserve la vista. Ese Torra
es un chiquilicuatro del pensamiento, expresión de la decadencia moral en que
ha caído una parte significativa de la sociedad catalana. Aclaro: no soy de los
que consideran que un intelectual debe ser naturaliter
de izquierdas. Pongo como ejemplo a Louis--Ferdinand Célline,
un personaje tan moralmente miserable como potente intelectual.
Torra
es solamente un miserable. Lo ha demostrado precisamente cuando se celebra en
París la entrada de los tanques de La
Nueve –Gernika, Guadalajara, España Cañí…--, que fueron los primeros en
liberar la ciudad. Conviene recordar que la presencia de miles de españoles fue
constante en todas las batallas de la Segunda Guerra Mundial. Estuvieron
presentes contra el Afrika Corps, en las arenas de Túnez y en la liberación de Bizerta.
Francia,
después de setenta y cinco años de silencio, ha reconocido la participación de los españoles. Y en París se
están celebrando toda una serie de conmemoraciones. El gobierno español lanzó
ayer una nota homenajeando a La Nueve. A continuación el miserable Torra
responde –vía tuiter--que la «única aportación de España a la Segunda Guerra
Mundial fue la División Azul». Es la barraquera del derrotado.
La
temeraria afirmación de ese tipejo va en la siguiente dirección: a) el
negacionismo de la participación de los demócratas españoles en la lucha contra
el nazismo; b) la equiparación de “España” con el franquismo, que envió la
División Azul; c) el gravísimo insulto del presidente de la Generalitat a la
lucha democrática de miles de españoles en los campos de Francia y África.
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