lunes, 19 de agosto de 2019

La vía etílica de la regeneración política



A más golfería se tiene más posibilidades de llegar a ser una autoridad en el Partido Popular. Esta ley empieza a tener cierta consistencia tras la designación del Magistrado  Enrique López como Consejero de Justicia, Interior y Víctimas del Terrorismo de la Comunidad de Madrid. Todo un ministro trinitario.

Lo de menos de este caballero es su ideología ultramontana. Lo fundamental es que es un golfo convicto y confeso. En 2014 fue imputado por saltarse un semáforo en rojo por el Paseo de la Castellana; este López conducía su moto, iba sin caso y con el cerebro en poder de las uvas, cuadriplicando la tasa de alcoholemia. Whisky a discreción, y de no de baratillo. Pelillos a la mar. Sólo se castiga a quienes son unos mandanguillas y beben de garrafón. López, insigne y distinguido borracho, ha conquistado los cielos de Madrid.

Me imagino a sir Winston Churchill, borracho sólo en la intimidad, alarmado porque los conservadores madrileños han cuadriculado el círculo: a más golfo se es más  potencialmente candidato a dirigir Interior y Justicia. Y, tal vez, sorprendido porque Ciudadanos intenta reformar la calidad de los aspirantes a altos cargos: hay que pasar del consumo del rudo güisqui hispano a las grandes marcas escocesas.  El Dyc, según los de Rivera, es una ordinariez; las borracheras han de ser, como mínimo, de Macallan.  Es la vía etílica de la regeneración de la política. A los abstemios sólo les queda la Orden Franciscana. 




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