martes, 9 de julio de 2019

El independentismo: sólo, fané y descangayado



La musa del independentismo onírico, Pilar Rahola, certifica que la división ha sido la regla del procés. Ahora, afirma la veterana periodista, se ha llegado a su momento culminante. Rahola, dolorida hasta el colodrillo, sitúa con una fenomenal primicia informativa, el origen de la división del procés: la investidura de Carles Puigdemont, que no fue bien recibido por los de Esquerra Republicana de Catalunya.  Esta primera discrepancia es, según la doña, el «pecado original». Una apreciación certera dado el carácter religioso de las diversas cofradías que han procesionado en estos años de procés. Que lo pueden ver –siento no poder darles el link--  en su artículo, División, en La Vanguardia de hoy.  

En resumidas cuentas, la historia del movimiento independentista es la historia de su división, que hoy alcanza cotas de áspera confrontación entre los neo convergentes y los de Junqueras. Una confrontación confusa y simultáneamente cómica: los post pujolistas acusan a los republicanos  de hacer lo mismo que ellos hacen: pactar con los del 155 para llevarse el bastón de mando de la alcaldía de tal o cual campanario. Lo dijimos hace días y algunos comentaristas de garrafón me pusieron a caldo: gracias. Pero dos independentistas pata negra, cada uno en su particular bandería (Francesc Marc-Alvaro y Pilar Rahola) lo ponen de manifiesto.

El independentismo no tiene ni siquiera unas humildes maracas para acompañar al bolero de lo que pudo haber sido y no fue. Ahora va fané y descangayado. La gran paradoja es que se está derrotando a sí mismo. 



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