Los
medios de comunicación tienen, según parece, una patológica necesidad de etiquetar a todo bicho viviente y, en
especial, a los partidos políticos. En algunos casos la enfermiza manía ha
llegado a denominarlos según el color de sus logos. Por ejemplo, Podemos serían
los morados y Ciudadanos los naranjas. Sin embargo, todavía no se le
ha ocurrido a nadie llamar los rojos
a Izquierda Unida, porque ese color infunde pavor en ciertos sectores bienestantes.
Pues
bien, nada que objetar a esta toponomástica política. Lo que ya está fuera de
todo sentido es la reciente insistencia de algunos medios en calificar como
´liberal´ a Ciudadanos.
La explicación es que los de Rivera, de un tiempo a esta parte, justamente en
paralelo a sus relaciones por lo bajini con Vox, están usando y abusando de ese término,
liberal, como auto definición. Los medios tienen galbana para comprobar si lo
que algunos dicen se corresponde con la realidad.
Francamente,
sería un trabajo de Hércules buscar las semejanzas entre Ciudadanos y los liberales. Desafío al más pintado a
encontrar una aproximación entre Ralph Dahrendorf y Albert Rivera. No sólo en
capacidad política sino también en potencia intelectual y coherencia ética.
Ciudadanos
no es un partido liberal. Es un conjunto de tapas variadas (algunas con
salmonelosis) de taberna cutre, donde la caspa se junta con la brillantina. En todo caso, estaríamos dispuestos a admitir el caco liberalismo de Ciudadanos.
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