miércoles, 20 de febrero de 2019

La huelga amarilla de mañana en Cataluña




Un sindicato—probeta de cuyo nombre no quiero acordarme ha convocado para mañana la huelga general en Cataluña. Ahí es nada, la huelga general. Ni quiera alcanza la representación del 0,1 por ciento, un hilarante Manolo Zaguirre, maestro de sindicalistas, la cifra en un 0,000 infinito. Estas cosas están pasando en Cataluña, cuyo sesgo a la decadencia empieza a ser alarmante. Ahora bien, no menos sorprendente es el apoyo que ha recibido esta convocatoria. Nada menos que del gobierno catalán. Es decir, de la terminal burocrática con sede en Waterloo.  Mitad monjes, mitad soldados.

Fuera de Cataluña hay quien piensa que es una falsa noticia, eso que algunos llaman fake news.  Ambas cosas son ciertas: la convocatoria y el apoyo gubernamental que ha recibido. La huelga es un elemento de presión contra el Tribunal Supremo que juzga a los dirigentes del procés. Así lo expresó el portavoz del Gobierno en rueda de prensa ayer mismo. Pongan atención: el portavoz fue el mismísimo consejero de Interior. Otra anomalía de la que sin duda habrán tomado nota las cancillerías europeas. Atención: no fue Elsa Artadi quien salió al estrado. Hay que preservarla para otras tareas de ´respetabilidad´  institucional por lo que su relación con la huelga le hubiera restado enteros. Se sirvió la coartada: Artadi estará en Madrid acompañando a los procesados.

En todo caso, hay que señalar que este tipo de convocatoria –esto es, la probeta convocante--  representa un fracaso del independentismo catalán. Presionaron ad nauseam al sindicalismo confederal, cuya respuesta fue una rotunda y castiza butifarra, expresión nacional popular de la gastronomía del país.

Esta huelga general, apoyada crematísticamente por el gobierno catalán, será una huelga furriel. No tendrá los entorchados de general y puede que tampoco los galones de cabo primero. Hablando en plata: huelga –lo que se dice huelga--  estará sólo en la imaginación de los botarates de Waterloo. Eso sí, habrá cortes de carretera, manifestaciones en las calles, cuyo protagonismo será de la mesocracia catalana (sector irascible) que, de esta manera, intenta matar las  moscas del Estado a cañonazos. Pero que ni siquiera llega a DDT.

Addenda.--  Ni siquiera el viejo carlismo catalán hizo tantos despropósitos.

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