En Pineda de Marx se come francamente bien. Ayer volvimos a comprobarlo los
historiadores Josep Maria Fradera y Javier Tébar con quienes compartí mesa y mantel. Tébar nos informó del estado
en que se encuentra la preparación de las Segundas Jornadas Cataluña –
Andalucía, que se celebrarán en Barcelona a principios de Abril. Las primeras
tuvieron lugar en Sevilla (en pleno otoño) en el amable marco de la Cartuja, organizadas
a pelo por el profesor Javier Aristu, padre de la idea.
Primer plato: caracoles en salsa
El mismo Aristu explicó en su día los objetivos del encuentro
sevillano: «Tratamos de reunir en torno a una mesa a un conjunto de
profesionales y expertos que desarrollan su actividad en Andalucía y Cataluña,
relacionados con diversas facetas de la cultura, el trabajo y la reflexión
intelectual a fin de debatir y discutir sobre la realidad actual de ambas sociedades y
las perspectivas futuras que se abren.»
Debo decir que dicho encuentro cubrió las perspectivas que los
organizadores se propusieron. El elenco de participantes fue importante, en concreto
una parte de la flor y la nata de la intelectualidad andaluza y catalana,
acompañados por sindicalistas: unos con mando en plaza, otros eméritos. La discusión, en algunos momentos apasionada,
siempre fue respetuosa y –lo más importante—buscando afanosamente el consenso.
Segundo plato: alubias con almejas
Javier Tébar toma el relevo de la organización y conducción de
las jornadas en Barcelona. Con una novedad: la ampliación de los asuntos a
debatir, a saber, Europa. Pues, como apuntó Aristu en Sevilla: «Hoy se trata de encontrar
nuevas vías de contacto y diálogo a través de la cultura y de los intercambios
intelectuales y sociales.»
Los postres: helados caseros
Me juego lo que sea a que la
reunión barcelonesa nos deparará una ampliación de las enseñanzas sevillanas. A
saber, en un tiempo difícil, donde el diálogo político y de los grupos
dirigentes casi ha desaparecido, el encuentro de voces de la cultura y de la
reflexión teórica e intelectual puede abrir vías de encuentro y de
clarificación a fin de promover un eje catalán-andaluz que contribuya a la construcción
de un modelo de Estado más adecuado en un contexto europeo y globalizado.
Así pues, estoy deseando que llegue el mes de Abril.
La sobremesa
Los tres –Fradera, Tébar y un servidor-- fuimos conscientes de la novedad que el
encuentro barcelonés representa con relación al sevillano: de un lado, el nuevo
cuadro político andaluz, de otro, el juicio de los dirigentes catalanes que, en
esos momentos, estará a todo meter.
(En la foto está el grupo que se reunió en Sevilla)
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