A propósito
de unos pronunciamientos sindicales sobre la contratación en terceros países de
trabajadores para el campo
Escribe Isidor Boix
A principios de este mes he visto en la
página web de nuestra Federación de CCOO-Industria dos notas[1] que, con
matices no idénticos, abordan la contratación en terceros países de
trabajadores para el campo. “Sobre” o “contra” tal contratación, para mí una
cuestión pendiente, importante sin duda, sobre todo en su traducción en la
práctica sindical. Una nota es un planteamiento más general, otra se plantea en
relación con Almería, una provincia con el 22,54% de paro y para la que, se nos
informa, la organización patronal COAG propone traer un contingente de 4.000
personas de otros países (“en origen”).
Suscribo
plenamente la denuncia que en ellas se hace de las precarias condiciones de
trabajo en el campo y la exigencia de condiciones de trabajo dignas. También la
exigencia de que se siga el procedimiento legal, que se cumpla con plena
transparencia la legislación laboral y de inmigración (independientemente de
las evidentes mejoras que precisa) para tal contratación.
Pero me
preocupa mucho el apunte en ellas sobre la contratación “en origen”, sobre todo
la afirmación de que “antes” de recurrir a tal contratación hay que “estimular
el empleo de la población autóctona”. Me recuerda demasiado los planteamientos
que estamos viendo en diversos países de “primero los nuestros”, de los que
tenemos ya aquí algunas expresiones en algunos ámbitos de la vida colectiva
social y política. Me recuerda también una dramática experiencia sindical,
desgraciadamente no la única, en las refinerías inglesas de Lindsay, donde
surgió el grito, que incluso hizo suyo el primer ministro Gordon Brown, de
“empleo británico para trabajadores británicos”, y que llevó a graves
enfrentamientos entre trabajadores británicos y otros italianos contratados por
la empresa de refino.
Nuestro
planteamiento sindical puede alentar actitudes xenófobas entre nuestros
compañeros, entre los trabajadores del campo, los de las zonas afectadas, pues
parece señalar una alternativa, y confrontación, en el empleo: “o ellos o
nosotros”, o “nosotros primero”. Y alentar las afirmaciones de que “nos quitan
…”. Es decir, podría llevar, entiendo que llevaría, a considerar que la primera
confrontación que se plantea es entre dos grupos de trabajadores.
Creo que
hay que plantear el problema de otra forma. Pues existe ciertamente un
problema, un problema de empleo y de condiciones de trabajo. Un mismo
problema, aunque afecte de formas no idénticas, para los trabajadores autóctonos
y para los contratados en origen. Y, si se trata de un mismo problema,
deberíamos encontrar una misma respuesta, que uniera a los dos grupos de
trabajadores, que sumara fuerzas.
Y me atrevo
a hacer alguna sugerencia.
El eje
debería ser la igualdad de derechos de TODOS los trabajadores. Sin esperar a
que la legislación (española y europea) lo recogiera, aunque hay que
reivindicarlo también, debería plantearse como objetivo sindical prioritario
que el convenio sectorial (subrayo lo de sectorial) de aplicación lo
estableciera con claridad. Que concretara que las condiciones de salario,
jornada, salud y seguridad, no discriminación, prevención de todas las formas
de acoso, …, fueran de directa e igual aplicación a todos los trabajadores,
independientemente de sus formas de contratación, con expresa inclusión de los
trabajadores contratados “en origen”[2] en la
aplicación de la igualdad efectiva. Y que tal contratación, así como las
condiciones de trabajo de los así contratados, se hiciera con absoluta
transparencia y, para ello, sometida al conocimiento de los representantes de
los trabajadores autóctonos y de los contratados en origen. La igualdad de
derechos, su plena y efectiva aplicación, insisto, es la mejor garantía para la
necesaria igualdad de todas las condiciones de trabajo.
Tal
iniciativa debería ir acompañada de una más estrecha coordinación con el
sindicalismo de los países “de origen” para su participación en la iniciativa y
propuestas sindicales, para que aportaran la necesaria perspectiva, su propia
perspectiva, desde tales países. Y también para hacer extensivo el conocimiento
de los planteamientos sindicales, sus resultados y las reivindicaciones pendientes,
a los trabajadores así contratados, para que éstos supieran de sus condiciones
de trabajo convencionales y legales, y de la acción sindical en marcha. Para
lograr la imprescindible coordinación de la permanente acción sindical
orientada a asegurar su adecuado y mejor cumplimiento, y para incorporarlos a
esta acción sindical, así como a su periódica renegociación.
Ha sido
ésta la primera ocasión en que ha llegado a mi conocimiento este tipo de
problemática sindical. Probablemente no sea la primera en que objetivamente se
plantea, pero es evidente que no se han producido hasta ahora en España
demasiados síntomas de este evidente riesgo, y epidemia, de la xenofobia como
epidemia en los países del Norte geográfico y social. Pero si entendemos el riesgo
que deriva de los planteamientos del “nosotros antes”, y desarrollamos la
necesaria iniciativa sindical al respecto, mejor nos irá, allí y en todas
partes, pues se trata de una enfermedad muy contagiosa.
En resumen,
hay que evitar todas las propuestas que llevan a situar a unos trabajadores
“contra” otros, o “antes” que otros. Hay que conseguir la necesaria unidad
contra las formas de explotación del trabajo en el campo, para una mejora
solidaria de las condiciones de vida y de trabajo de todos.
[1] http://www.industria.ccoo.es/noticia:331449--CCOO_se_opone_a_la_propuesta_de_COAG_de_traer_un_contingente_de_4000_personas_a_una_provincia_con_una_tasa_de_paro_del_22_54_ y
[2] Salvando todas las distancias, sería útil recordar la evolución en la
negociación colectiva y en la legislación de la equiparación salarial y de
condiciones de los trabajadores de las ETT
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