1.-- El Papa Ratzinger tenía hilo directo con el Espíritu
Santo. Por eso, cuando dijo que «no existía el Infierno» todos lo tomamos como
una indicación de la Santa Paloma. Sin embargo, a nadie se le ocurrió pedir
explicaciones a los padres de la Iglesia por la engañifa que, a lo largo de los
siglos, habían significado los males y las torturas de tan terrible lugar. Ni
hubo catarsis en el mester de clerecía, ni sacudidas por tan insólita
revelación del Más Allá. Las palabras de Ratzinger se tomaron como si hubiera
dicho que «a Roma llegaron dos peregrinitos
pa que los case el Papa porque son primos».
Pues
bien, la Papisa Clara
Ponsati se refirió a que aquello
fue el farol de un póker. Ningún miembro del sacro colegio cardenalicio lo
impugnó. Ni siquiera el hombre de Berlín. La feligresía, un inmenso colectivo
de tragaldabas, simuló no haberlo oído. Cuando se está instalado en el mito
cuesta mucho trabajo reconocer que el cuadrado de la hipotenusa es igual a la
suma de los cuadrados de los catetos. Se empieza reconociendo que aquello fue
un farol y se acaba asumiendo que fue un gatillazo.
2.-- Dentro de unos días se celebrarán la
Conferencia programática de Esquerra
Republicana de Catalunya y un importante encuentro del PDeCat, socios y sin
embargo adversarios. Nuevas y obscuras golondrinas volverán a poner sus nidos
en el balcón de la casa de Bécquer y nuevas
metáforas aparecerán en la literatura soberanista. Es posible, no obstante, que
se opte por las triquiñuelas del barroco, que siempre ayudan a lavar y guardar
la ropa. El barroco como técnica para evitar los socorridos sambenitos de la
traición. El barroco con la idea de dar consistencia al aforismo del filósofo
de Ocata: «No conviene ser demasiado exigente con uno mismo para evitar
defraudarse» (1).
De
ambos encuentros saldrán, tal vez, ciertos indicios que mostrarán las
diferencias entre ERC y el PDeCat y de ambas con el hombre de Berlín. Así pues,
la cosa va más lenta que el caballo del malo. Reconocer que no existe el
infierno le ha costado a un papa veinte siglos.
1)
Gregorio Luri: Aforismos que nunca explicaré a mis
hijos (Ed. La Isla de Siltolá, Sevilla 2015)
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