miércoles, 20 de diciembre de 2017

Salario mínimo: un acuerdo satisfactorio




Mientras algunos pugnan legítimamente por sacar mañana la mayor tajada electoral de la túnica sagrada; cuando están enfrascados en la pugna entre la física y la metafísica, los sindicatos estaban ayer en el fogón y las cazuelas de las cosas de comer. Es una diferencia de estilo. La diferencia entre predicar y dar trigo.

Los sindicatos han conseguido, tras una concienzuda negociación, un incremento del 20 por ciento del salario mínimo de aquí a 2020: 850 euros. Para el próximo año, 2018, el aumento será del 4 por ciento. El acuerdo está supeditado a que el PIB supere anualmente el 2,5 por ciento. Este acuerdo ha sido posible por la nueva situación de la economía y, también, por la capacidad negociadora que han exhibido los representantes sindicales frente a la resistencia de sectores intransigentes de la patronal. No tengo empacho en decir que, dada la presencia de doña Correlación de Fuerzas, el acuerdo me parece satisfactorio. Esta es mi austera valoración, que introduce un matiz a lo dicho por alguien, que lo ha calificado como «acuerdo histórico». No juguemos a palabras altisonantes que deben ser usadas sólo en las grandes solemnidades. Acuerdo satisfactorio, que permite mejorar la vida de, al menos, 534.000 trabajadores. Acuerdo satisfactorio, también, porque indicia –si se sabe jugar bien la partida--  aumentos en los convenios colectivos.

Acuerdo satisfactorio porque podría –he dicho podría, en condicional--  iniciar un nuevo itinerario de superación de la parábola descendente del sindicalismo y la apertura de un nuevo ciclo –juéguese bien la partida, reitero--  de conquistas, especialmente en el terreno de la cuestión salarial. Siempre y cuando el sindicalismo confederal, sin complejos, lo valore adecuadamente y, como se dice en nuestra jerga, a la ofensiva. Sin alharacas, pero sin remilgos.

Oído cocina: el hecho de que en tal acuerdo figure la cautela de la superación del 2,5 por ciento del PIB debería provocar un comportamiento sindical, orientado a establecer los vínculos y compatibilidades entre el conjunto de la negociación colectiva y el  crecimiento de la economía. O lo que es lo mismo: a considerar la cuestión salarial como variable dependiente de la evolución de la economía.

Brindo, pues, con una copita de vino de Albondón

  

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