No pocos de los que echaban
incienso a la reforma laboral empiezan a pedir que se maquille un tantico. Se
trata de editoriales de algunos rotativos, de comentaristas y otras
congregaciones. Posiblemente algo pasará y, tal vez, se inicie sigilosamente
una prudente operación cosmética, aunque sin romper el espinazo de dicha
reforma. Que, quizá, será expuesta como si la gallina fuera un pavo real; lo
que podría ocurrir si el sindicalismo
confederal no sitúa, ordenada y gradualmente, una estrategia convincente con la
idea de trascender las medidas de enorme y negativo paquete de medidas.
Entiendo que el sindicalismo no
puede estar a la espera de lo que las fuerzas políticas hagan sobre el
particular. Tampoco debería aguardar que el PSOE cumpla su promesa de abolir la
reforma laboral. Porque, en todo caso, lo haría –si es que lo hace— en un
contexto de mayoría de las fuerzas de izquierda. En resumidas cuentas, el
sindicalismo confederal necesita un proyecto autónomo (unitario, desde luego)
para trascender la reforma. A mi juicio el reciente congreso de CC.OO. no ha
despejado la indefinición. Se está por la labor, por supuesto, pero no se dice
cómo. Y ese cómo es le madre del cordero. Por ejemplo, si vas de viaje a
Parapanda debes plantearte de qué manera, no basta anunciarlo. Debes decir: voy
en tren, por carretera, en avión, o en el coche de San Fernando. Es decir, con
qué proyecto y en qué trayecto.
La primera tentación de los
sindicalistas –también la de algunos profetas desarmados-- sería esperar a que la ley lo resuelva. Sin
embargo, me atrevo a decir que por ese camino no se va a ninguna parte. La ley
puede dar un ligero baldeo a la cubierta de algunos aspectos, sólo secundarios.
No a las paredes maestras del edificio.
Así pues el punto de vista
fundamentado sería el siguiente: poner en marcha un proceso contractual, dentro
y fuera de los centros de trabajo, que trascienda dicha reforma. Un proceso
sostenido con planteamientos cualitativos, que posteriormente, dado su
condición de «fuente de derecho», iría generando gradualmente un nuevo estadio
de relaciones laborales. Cierto, es el camino más lento, pero sin duda es el
más macizo y eficaz.
Lo que se dice sin perifollos
para abrir el apetito. En el debate, si es que lo hay, entraremos en detalles.
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