La coordinadora general del PDECAT (antigua casa
Convergència) , Marta Pascal, ha comparado
el presidente de la Generalitat con el primer presidente de la República de
Sudáfrica, Nelson Mandela. Así las cosas, tengo que reprimirme para no
soltar una insolencia en do mayor. A buen seguro que muchos independentistas
les habrá entrado un cólico miserere ante tamaño disparate. Pero, de igual
manera, en esos alrededores habrá almas
de cántaro que lo hayan dado por bueno. En mi caso, sostengo que lo dicho por
esta Marta podría ser una consecuencia de la poquedad que preside la dirección
del partido heredero de la vieja Convergència. Y, digámoslo todo, se explica
por la acuciante necesidad de ese partido de fabricar artificiosamente líderes
con un sobrevenido pedigrí. Ignoran, según parece, que lo que la naturaleza no
da— dispensen la licencia-- no lo resta Mollerusa. En suma, es una comparación
tan disparatada que enlaza con la reconstrucción historiográfica de Cataluña a
golpe de mitos, también como una burda respuesta administrativa al potente
libro del profesor Joan Lluis Marfany ‘Nacionalisme espanyol i catalanitat.
Cap a una revisió de la Renaixença´ (Edicions 62) que no dejó títere con cabeza. En todo caso, lo nuevo
es que la fabricación del mito ya no se hace sobre personajes del pasado, sino
–al menos en este caso-- sobre políticos
de nuestros días.
Lo que hace Marta Pascal, estableciendo tan
grotesca comparación, es una estafa. Comoquiera que Mandela es suficientemente
conocido en todo el mundo, no es cosa de molestarse en argumentar la falacia de
esta responsable del PDECAT. Me limitaré a dar, solamente, un dato: Mandela
unió a todo su pueblo (incluso enfrentándose a una parte de los dirigentes de
su partido), Puigdemunt divide a queriendas y sabiendas al pueblo de Cataluña.
En fin, los escribas sentados deberían procurar
que sus dirigentes hicieran menos el ridículo, y de esa manera ganarse el
sueldo que cobran.
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