El exdiputado del PDECAT en el Congreso, Francesc Homs, ha asegurado que "hemos declarado la
guerra democrática a España" durante un almuerzo-debate junto al
economista Guillem Lopez Casasnovas en el Born
Centro de Cultura y Memoria de Barcelona. El también ex consejero de la
Presidencia ha añadido que "tenemos la oportunidad de ganarla" (1). Me
hago cruces con la estrambótica verborrea de este caballero. Siempre tuvo una
querencia al lenguaje naïf pero en esta ocasión se ha superado con creces. Hasta
tal punto que da la impresión que quiere competir con los ideolectos del hombre
de Pontevedra.
Resulta que Homs y los suyos han declarado la «guerra»,
que por más señas es «democrática», a España. Un sintagma esperpéntico, que
haría sonrojar hasta un picapleitos de tres al cuarto. En todo caso, la hipotética
guerra declarada no impide los cabildeos entre el grupo parlamentario de la
vieja Convergència y el PP: yo te saco las castañas del fuego de
la estiba y, a cambio, tú te llamas Andana en lo relativo al caso Palau.
Ahora bien, que lo dicho sea una
gilipollescencia (lo de la guerra democrática) no necesariamente impide que le
dediquemos algunas reflexiones. Por ejemplo, Homs reclama que hablen de él. Necesita
que se le tenga en cuenta en el quién es
quién en todo el procés,
incluidos sus meandros. Así pues, como fiel masovero le hace otro servicio al
amo. Debe intentar tapar mediáticamente, dentro de lo posible, la espectacular
trifulca entre la mayoría parlamentaria de Junts pel Sí, que vuelve a enfrentar al partido de Mas con
Esquerra Republicana de Catalunya por el asunto Palau.
En todo caso, esto de la guerra democrática no
es irrelevante porque puede inducir a interpretaciones por parte de algunos
lobeznos del secesionismo. Que, hartos de componendas, acabarían organizando
una particular kale borroca a mayor
gloria de Cataluña.
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