Estamos repitiendo hasta la
extenuación que la izquierda es necesaria. Me permito, no obstante, una
ampliación: las izquierdas son necesarias. Esta necesidad se viene repitiendo
desde los tiempos de antañazo. Al menos de cuando se dejó sentado otro
constructo con aires de dogma: «obrero naturaliter
socialista». Que fue, incluso en aquellas fechas, no sólo exagerado sino
completamente gratuito. Es más, que la izquierda sea «necesaria» choca
abruptamente con su empeño en demostrar, en los hecho, que no lo es. O, lo que
es lo mismo, las izquierdas parecen empeñadas en evidenciar en la práctica su escasa capacidad para ser
necesarias.
Un servidor (y quienes
hablamos de esa manera, esto es, la necesidad de la izquierda) tenemos la tendencia
a considerar que ello es un axioma, a saber, lo que no necesita demostración.
Cuando en realidad –dicho metafóricamente--
es un teorema. Un teorema, por definición, debe demostrarse. Y, ¿quién
debe hacerlo? Aquellos agentes políticos que se proclaman como tales, de
izquierdas. Porque un concepto auto referencial no demuestra nada. Solamente es
un deseo, que de manera frecuente, no se molesta en resolver las aspiraciones,
nuevas y viejas, de los necesitados de tutela y protección.
Se trata de una izquierda que no
acostumbra a auto verificar si su práctica es útil. En suma, que no demuestra
que es un agente necesario. Que sólo está empeñada en publicitar que es
necesaria. Más todavía, que está lejos
de aplicarse al viejo apotegma: «obras son amores y no buenas razones».
Comoquiera que tales publicistas
no me demuestran que son necesarios me pongo a cavilar. Y ya que creo en esa
necesidad, me esfuerzo en que mis reflexiones partan de estos pilares: 1) que
las izquierdas dispongan de un proyecto de transformación del trabajo y en el trabajo; 2) la remoción de todos los mecanismos que
provocan las desigualdades sociales; 3) la más alta participación activa e
inteligente de las personas; 4) la relación virtuosa entre la ética de los
medios y la ética de los fines.
Este es el esquema central. Me
propongo rellenarlo cuando disponga del tiempo necesario para ello. Ahora, me
dedico a darle la segunda mano de pintura al libro que me publicará Plataforma
Editorial. En dicho ensayo intentaré demostrar qué entiendo por sindicalismo
útil, eficaz y, por tanto, necesario. Es obvio que estoy haciendo propaganda o,
según se mire, publicidad. Porque si no me la hago está por ver que alguien me
eche un capote.
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