Hay una prueba que demuestra que
el reino del grupo dirigente de Podemos Cataluña es de este
mundo. Esta: Dante Fachín,
el primer espada de esta formación, ha decidido contribuir con su grano de
arena al clima de zafarrancho patológico que un gran número de partidos,
coaliciones y demás menús tienen en su interior. Es como si este caballero,
inquieto por la relativa estabilidad de la coalición a la que pertenece, se
dijera que eso, la estabilidad, es propia de la vieja política.
El grupo dirigente de Podemos
Cataluña –con Fachín a la cabeza-- ha
presentado una moción (o algo por el estilo) reclamando que él y los suyos
necesitan más protagonismo y visibilidad en la coalición que tiene como cabezas
más visibles a Lluis Rabell y Joan Coscubiela. Abro paréntesis: la palabra
«visibilidad» se está convirtiendo en algo muy socorrido en el (reducido)
dialecto de la política catalana y española. Cierro paréntesis.
Me informan amigos que están en
esta caldeirada que realmente no hay
nada substancial, que lo único consistente es el protagonismo y la dichosa
visibilidad. Así las cosas, sea cierto o no, todo indica que los aspavientos de
Fachín tienen algo que ver con las pulsiones que se están operando en Podemos.
De un Podemos que, pasados los momentos de su canción de gesta, no ha
encontrado –o no sabe todavía-- traducir
algunas de sus estrofas a la prosa de la acción política. Tal vez sea una
expresión del acné político de Podemos en general y de Podemos Cataluña más en particular.
Ahora bien, ¿cómo interpretar
que, en estos momentos, los podemitas catalanes se metan en ese berenjenal? Si
estamos en puertas de unas terceras elecciones, ¿en qué ayuda echar vinagre?
Más todavía, cuando todo indica que la acción política de un temperado Xavier
Domènech puede revalidar su éxito –o unos buenos resultados-- ¿qué sentido tiene la destemplanza de Fachín
y sus allegados? Cuando la Cataluña política es una zahúrda, ¿es útil sumarse a
ella? Cuando España es aproximadamente un manicomio político ¿es rentable que
Fachín esté más preocupado por su palmito que por darle sentido a un proyecto
creíble que todavía está por hacer?
No estamos reclamando la
sumisión de nadie. Sólo estamos indicando que, en estos momentos, es una
imprudencia temeraria abrir una crisis en el interior de la coalición a la que
pertenece Podemos Cataluña. Y, todavía más, ¿era este el momento más indicado
para que Ada Colau planteara crear un nuevo partido? Porque, con seguridad
aproximada, la inverecundia de Pachín tenga más que ver con esto que con la
poca o ninguna visibilidad actual de los suyos. Sea como fuere no es
innecesario llamar a la templanza. Y sepan que, en todo caso, los cementerios
están repletos de gente alocada. Por lo demás, que no se den motivos para
recordar el viejo refrán: «quien con niños se acuesta, cagado se levanta».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.