¿Han leído ustedes el artículo de Eddy
Sánchez sobre Ada Colau, la huelga y los límites de la izquierda
posmoderna? (1) Recomiendo su lectura, propongo su estudio y sugiero su
discusión, aunque solamente fuera porque dicho conflicto, afirma Sánchez, es la
primera ruptura entre unos trabajadores y los ayuntamientos del cambio.
También, diría un servidor, por otra razón: la actitud de la Empresa Municipal de
Transportes y los comités de empresa siguen sin generar una nueva actitud
empresarial y contractual específica en los servicios públicos.
Para un servidor lo más estridente de este conflicto han sido los
lenguajes del equipo de Gobierno y, más en concreto, los de la Alcaldesa y la
concejala de Movilidad. Por ejemplo, Colau afirmó que «considera incompatible negociar si se mantiene
la huelga de Transportes Metropolitanos de Barcelona» (2). Y, para no
ser menos, la concejala del negociado achaca el conflicto a «una parte de los
trabajadores». Lo uno y lo otro lo dicen las autoridades del cambio en un
contexto de constante agresión de las derechas de toda la vida contra el
ejercicio de huelga, indicando de esa guisa, de un lado, un contagio de los
argumentos y, de otro lado, un modo perezoso de analizar la cuestión. A la vez,
debo indicar que se ha recurrido en esta ocasión al viejo método que utilizaron
las izquierdas y las derechas municipales, en periodos distintos: intentar deslegitimar
las reivindicaciones salariales publicando los emolumentos que perciben los
empleados.
Lo que connota que, durante un cierto tiempo,
en el «cambio» del más pintado coexisten también viejas maneras de pensar y
actuar. Que puede ser o no una consecuencia de lo que Eddy Sánchez califica
como «la incapacidad de la nueva izquierda en
comprender los conflictos provenientes del mundo del trabajo». Que, entonces sería,
la consecuencia –lo diremos de manera poco lacerante, de la distracción de la
nueva izquierda, una herencia recibida de la vieja izquierda, en comprender e
intervenir en la problemática del trabajo y en conocer de primera mano, y no de
oídas, los sujetos que intervienen en ese un universo.
Y es que cuesta mucho eliminar de aquel recoveco
del subsconciente los ecos del partido del viejo Ferdinand Lasalle –asumidos por todas las viejas izquierdas pasadas y
presentes, y según parece por las nuevas y novísimas izquierdas-- que consideraba que no se puede litigar ni con
el pensamiento, palabra y obra contra el partido
amigo. Eso ya no reza para los nuevos tiempos, afortunadamente.
Una conclusión provisional: sería beneficioso
sacar las pertinentes enseñanzas de este conflicto.
1. http://blogs.publico.es/la-soledad-del-corredor-de-fondo/2016/02/22/ada-colau-la-huelga-y-lo-limites-de-la-izquierda-posmoderna/ 2. http://lopezbulla.blogspot.com.es/2016/02/a-ada-colau-le-falta-un-hervor.html
1. http://blogs.publico.es/la-soledad-del-corredor-de-fondo/2016/02/22/ada-colau-la-huelga-y-lo-limites-de-la-izquierda-posmoderna/ 2. http://lopezbulla.blogspot.com.es/2016/02/a-ada-colau-le-falta-un-hervor.html
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