Ayer fue un día de sorpresas.
Fui a Barcelona y la ciudad seguía en el mismo lugar de siempre. Ni siquiera el
menor desplazamiento sideral de una ciudad que, como el Aleph de Borges, encierra y archiva
todos los lugares del mundo. Fui a comer
con Gaetano Sateriale y con Quim González, dos sindicalistas que –al igual que
el Aleph-- tienen en su cabeza los
saberes de los sindicatos del mundo entero.
Mientras aguardo en la calle
Llibreters el momento de la cita me entero de que Pablo Iglesias el Joven ha
puesto en circulación su oferta a Pedro Sánchez, con aproximada humildad
franciscana, de un gobierno tripartito de izquierdas con él mismo (Pablo) de
vicepresidente, esperando tal vez ser el Aleph de todos los vicepresidentes que
en el mundo han sido.
Vuelvo a casa y, última
sorpresa, Mariano Rajoy declina presentarse a la investidura. Mariano que, así
las cosas, se convierte en el Aleph de todas las soledades pasadas, presentes y
tal vez las venideras, ha introducido una cesura con las más antañonas
tradiciones de su partido que se resumen en poner los cojones encima de la
mesa.
Ahora bien, sin duda la sorpresa
del día (sin despreciar las otras que son de orden menor) es el desafío que don
Pablo a don Pedro, que tienen la enjundia del encuentro «a cara de perro» que
se cita en los Hechos de los Apóstoles en Jerusalén entre los dos apóstoles que
patrocinan a Sánchez e Iglesias, nunca referido por Jorge Luis Borges.
El gesto de Pablo viene a decir:
si quieres gobierno de izquierdas, a la portuguesa, aquí estoy yo para lo que
encarte, siempre que yo sea borgianamente el vicepresidente. Naturalmente, los
viejos galápagos del PSOE han reaccionado a través del twitter, el Aleph que almacena todas las banalidades y
venalidades presentes: «vade retro». Por no decir que algunos nos han dicho que «voces de muerte sonaron cerca
del Guadalquivir».
Digamos en honor a la verdad que
la reacción de Pedro ante la embestida pastueña de Pablo ha sido elegante. Tan
elegante que parece haber sido pactada: la propuesta y la respuesta entre
ambos, al menos eso me dice escribas cercanos a ambos. Y es que en el PSOE se
ventila algo más que formar o no formar gobierno, si Sánchez será un líder con
fecha programada de caducidad o el Aleph que contiene todas las reglas, pasadas
y presentes, de la entropía.
… Y como decíamos para otra
ocasión: en el mostrador de la pescadería hay banastas de japutas, que también
pueden ser llamadas palometas, aunque en Santa Fe mi tía Angela Bulla (monja de
las Hermanas de María) llamaba el pescaíto del nombre feo. Y yo aviesamente le
decía: «Que se llama japuta, ja-pu-ta», y salía corriendo por si las moscas.
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