Siguen las conversaciones secretas (y 2)
Homenaje a Luis Buñuel
Esta es la continuidad de lo que decíamos ayer en Hay negociaciones secretas. Voces que
presumen de estar directamente informadas por Bouvard
y Pécuchet piden que no haya informaciones del
lugar donde se celebra el sinedrio. La luz del entendimiento me hace ser muy
comedido y por ello no añadiré más detalles del lugar, pero nada dicen de
ocultar los detalles del gran qué de lo que se habla. Recordaremos que Bouvard
amuebla en su cabeza todo el Aranzadi y Pécuchet tiene pinta de mosquita
muerta.
Bouvard.-- Ya
has visto, viejo amigo, que ha empezado a funcionar la goma de borrar del
Constitucional. Ahora sólo os queda o la rendición o dejaros que os ayudemos a
una salida airosa.
Pécuchet.--
Sabes perfectamente que el trío Mas, Junqueras y Baños no va a rendirse.
Y Mas ha forzado tanto la máquina para que le fuera imposible volverse atrás.
Por otra parte, ya te dije que a medida que se iba quedando aislado de la
comunidad internacional forzaba todavía más la marcha. Puro cálculo para
obligarse a seguir adelante. Porque, de rendirse, sería el hazmerreír de
propios y extraños. Y sería señalado como el responsable de que su partido se
fuera a criar malvas. De manera que, amigo Bouvard, hemos de partir de
abandonar la tesis de la rendición. No es que le pierda la estética, se trata
de puro cálculo. Tenéis, pues, que ayudarnos a salir del paso.
Bouvard.--
Pero eso es una rendición camuflada. Es una rendición que aparenta no
rendirse…
Pécuchet.— De sobra sabes que en política lo que
importan son las apariencias. No sería la primera vez en la historia que las
gallinas son disfrazadas de pavos reales para cubrir las apariencias. Así es
que te propongo el siguiente escenario: nosotros seguimos nuestra ruta como si
tal cosa; vosotros continuáis con vuestra fiel espada toledana. De hecho no
podemos hacer otra cosa hasta que pasen las elecciones generales del 20 de
diciembre, tengamos o no presidente de la Generalitat.
Bouvard.— Entonces, eso quiere decir que nosotros lo
ponemos todo.
Pécuchet.--
De momento, sí. Pero sólo en apariencia y ya sabes lo que valen las
apariencias. En ese bucle que nos metemos –seguimos con lo nuestro y el
Tribunal Constitucional continúa con la goma de borrar— el tiempo juega a favor
de vosotros. Ese intangible del tiempo tiene mucha importancia, porque mientras
tanto –y subrayo ese mientras tanto—
Artur Mas puede maniobrar y organizar el pesimismo, así que es preferible que
sea investido president de la
Generalitat.
Bouvard.--
Sea. Entonces, ¿cuáles son los términos de nuestro acuerdo?
Pécuchet.— Que Artur no se rinde y sigue p´ alante. Que Rajoy siga haciendo lo
acostumbrado. Que después de las elecciones nosotros empezamos a discursear
sobre “hasta aquí hemos llegado”. Que no tenemos un duro para pagar ni siquiera
a los ujieres. Que hemos escrito unas páginas memorables. Que si patatín, que
si patatán.
Bouvard.--
Queremos otra cosa: que quede perfectamente claro que “la culpa”, toda
la culpa, recaiga en Rajoy. Mariano necesita, personalmente en persona, la
responsabilidad de la rendición sin rendirse, pero rendición en toda la regla.
Pécuchet.-- No,
de la imposición. Otra cosa: hay que hablar de los flecos, de la cuestión
crematística, de la cosa judicial.
Bouvard.--
Eso se verá en función de cómo vaya el asunto, de cómo le vais echando
agua al vino. O sea, que después de las generales.
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