Nota editorial. Entro parcialmente en el debate que inició Paco Rodríguez de Lecea en torno a la intervención de Bruno Trentin. El primer
capítulo de la misma está en RELEER A
TRENTIN, RELEER A GRAMSCI (1). Que ya fue comentado por el mismo Paco
en ese mismo link. El mismo Paco analiza esta segunda entrega en http://vamosapollas.blogspot.com.es/2015/07/releer-trentin-releer-gramsci-2.html
Querido Paco, dispensa que haya tardado en pegar la hebra en torno al debate que has iniciado en torno a la famosa conferencia de Bruno Trentin en el Istituto Gramsci en el ya un tanto lejano noviembre de 1997. Tampoco en esta ocasión entraré de lleno en ese debate, que pospongo a que tengamos toda la conferencia traducida. Eso no quiere decir que no considere útil tus dos comentarios, que más allá de algún que otro amigable desencuentro, considero importantes. Hay otra razón además: Trentin eleva el tono de lo que escribió en La ciudad del trabajo (http://metiendobulla.blogspot.com.es/) e introduce algunas novedades como, por ejemplo, las «paradojas» de la izquierda que tú mismo has comentado. Tan sólo diré sobre la mentada conferencia que nuestro amigo italiano no desarrolló posteriormente su contenido --al menos que yo sepa-- por razones que desconozco; tal vez nuestro amigo Bruno Ugolini, el más profundo conocedor de Trentin bajo la capa del Sol, nos lo aclare.
Me limitaré, no obstante, a comentar
brevemente la frase final de tu segundo comentario. Dices: «A la vista de dónde ha conducido el gran
desfile de la izquierda ortodoxa hacia el socialismo, entiendo que puede valer
la pena explorar todas esas vías secundarias, tal y como tú mismo, querido José Luis, lo has sugerido en alguna
ocasión». Efectivamente, siempre he insistido en la necesidad de bucear en
los escritos de los intelectuales, orgánicos o no, de la izquierda, también los
de los dirigentes políticos de aquella izquierda que Trentin define como no
triunfadora (non vincente). Sus
exponentes, entre otros, son Karl Korsch, Rosa Luxemburgo, nuestros amigos los wobblies americanos con Daniel de Leon a la cabeza, los
guildistas ingleses e incluso a Bruno Rizzi (del que no recuerdo si es citado
por Trentin en La ciudad del trabajo).
Mi pregunta arranca de lo siguiente:
sabiendo lo meticuloso que eres a la hora de escribir, porqué caracterizas la
obra de estas personalidades como «vías secundarias»? En todo caso, siempre es
un consuelo tildarlas así, en vez de vías
ninguneadas como las trataron nuestros patriarcas de antaño. Pero, ¿podemos
darles ese tratamiento – de secundariedad--
tras el fracaso, por ejemplo, del comunismo licenciado o la deconstrucción
del socialismo de chichinabo que ha vuelto a ponerse de manifiesto en la actual
situación griega?
Más todavía, ¿vamos a seguir considerando
como vías secundarias lo que fue realmente –en el caso de los wobblies y en el
de los guildistas británicos, por ejemplo--
no sólo una aportación teórica sino una praxis concreta dentro y fuera
de los centros de trabajo? Nosotros, estudiantes de Primero de Trentin, deberíamos
de darles otra definición.
..
Radio Parapanda. Este blog acusa recibo
de dos envíos que han llegado a esta casa: el libro del amigo Rafael Borràs Ensenyat, Precarietats, y la Gaceta sindical (reflexión
y debate) número 24.
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