Lluis
Hernández in memoriam
¿Qué lugar
ocupan las grandes transformaciones tecnológicas en el discurso y el quehacer
de los dirigentes políticos y sociales?
¿Qué vínculo existe entre estas mutaciones de época y las decisiones que
se toman e unas u otras sedes? ¿Hemos oído alguna vez a nuestros líderes
relacionar sus propuestas, patológicamente siempre en clave de más-de-lo-mismismo, con tales cambios en
permanente metamorfosis? Que levante la mano el afortunado y nos concrete
cuándo, dónde y qué dijo sobre el particular.
Más
todavía: ¿qué nexo establecen los programas políticos y sociales con las
consecuencias de estas transformaciones en la condición concreta de trabajo y
vida de las personas de carne y hueso. Agradeceré francamente una respuesta
sobre ello.
¿Qué nueva
estratografía se está originando mientras en la base de la producción y los
servicios, en una vasta reestructuración tectónica se opera a todo meter tan
galopantes novedades? Soy todo oídos.
Con
relación a estos elementos, séame permitido preguntar con irreverente
fisgonería: ¿hay algún elemento de distinción entre las fuerzas consideradas
emergentes con sus hologramas incluidos y aquellas de pasado glorioso, aunque
hoy un tantico distraídas?
Esta gran
transformación itinerante tiene una dimensión global. Pero, comoquiera que los
actores políticos y sociales actúan de espaldas a tales cambios, sus
consecuencias son claras: viven en los estrechos márgenes de sus respectivos
campanarios. Lo uno fatalmente lleva a lo otro.
Mientras
estos actores –viejos y nuevos--
mantienen su desvinculación (del
hecho tecnológico y, por ende, de la globalización), su aldeanismo parroquiano
se aleja del mundo real al tiempo que la empresa y el centro de trabajo
realmente existente se convierte en el sujeto activo que lo determina casi
todo. De un lado, la política se deslegitima, mientras la empresa avanza en la
re-legitimación. Un avisado Antonio Baylos ya
dio el grito de alarma, en sus años mozos, en su obra canónica Derecho del trabajo, derecho para armar.
La vieja
izquierda ha ido aceleradamente olvidándose de su relación con las grandes
mutaciones. No parece que la nueva izquierda corrija el tiro. Con lo que corre
el peligro de convertirse en una izquierda a la remanguillé. En todo caso,
digamos que en teoría ambas izquierdas todavía están a tiempo de
autocorregirse.
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