Estamos
asistiendo a una chocante anomalía:
centenares de candidaturas electorales –tal vez miles— se agrupan en
siglas de nombres genéricos que al igual que las botellas de coñac del famoso
Romance lorquiano se disfrazan de Noviembre para no infundir sospechas. Y más
chocante todavía es que las formaciones políticas A o B –pongan ustedes los nombres de
ellas-- se acogen a la hospitalidad de
un nombre en una ciudad determinada y en otros lugares se engloban bajo otro
paraguas completamente distinto. Podría tratarse de versatilidad si no fuera el
caso de que todo depende, al parecer, de cabildeos o juegos de campanario.
Comoquiera que sea, una hipótesis de tanto
cambio de vestimenta podría estar en la debilidad o fragilidad políticas de
tales formaciones políticas. No hace falta ser un lince para sospechar que el
riesgo de desvertebración de todas y cada una de estas izquierdas versátiles
podría estar cantado. Más todavía, que el proyecto político de ellas acabaría siendo
un zurcido de retales diversos. Con lo que el actual cantonalismo político se
convertiría en una patología sistémica y, tal vez, de la desaparición de los
realquilados de la arena pública.
Naturalmente
el derecho a la supervivencia pasa a un primer lugar. Porque si me disfrazo de
noviembre es que soy consciente –aunque no lo reconozca-- de que mi marca
ha ido perdiendo progresivamente consenso en la ciudadanía, de que tengo un
considerable déficit de credibilidad. Así pues, lo urgente es sacar el paraguas
y ensayar una serie de operaciones –muy diversas y, posiblemente algunas de ellas,
contradictorias entre sí-- con la idea de aguantar lo mejor posible el
chaparrón de los próximos comicios. Pero
esta urgencia podría tener un sesgo nuevo, a saber, estar realquilado
coyunturalmente en otra casa acabaría siendo una opción definitiva. Lo que
puede ser un riesgo o no, pero que en todo caso la izquierda versátil debería tener en cuenta. En resumidas cuentas, ¿los partidos de
izquierda que están realquilados en esas coaliciones piensan que, así las
cosas, se trata de una manera de aguantar el tipo o intuyen que es por ahí por
dónde deben ir sus nuevos itinerarios?
Me imagino
que no habrá una respuesta definitiva hasta ver en qué queda todo el proceso
electoral de este año y el de las generales de 2016. De manera que habrá que esperar unos cuantos
meses para ver qué evolución toma el asunto.
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