Dos
alcaldes catalanes convergentes –de Mataró y Figueras-- han pedido que Josep Anton Duran i Lleida no encabece el cartel
electoral de CiU de las próximas elecciones generales, dada su postura contraria a cómo se está
llevando en Cataluña el llamado procés.
O los primeros ediles de ambas ciudades actúan por libre o es un “encargo” de
alguien con mando en plaza. No hace falta ser becario de primero de Fernán Gómez para entender que, en ese guiñol, la declaración de los munícipes convergentes
tiene los siguientes objetivos.
Primero. Es
un potente aviso dirigido a Duran: o enmiendas la plana o pon tu alma en manos
de Jesucristo, Nuestro Señor.
Segundo.
Es, además, un mensaje a los sectores tibios de Convergencia democrática de Cataluña
(el partido de Artur Mas) para que no se
anden con paños calientes con relación a la independencia de Cataluña.
Tercero. Lo
es, en menor medida, a Rajoy: te vas a quedar todavía más solo en Cataluña.
Como es
natural, el Gotha de Uniò democrática de Cataluña (el partido de Duran) no ha
tardado en poner el grito en el cielo. Y sin coger carrerilla han puesto de
chupa de dómine a ambos ediles y a quines, directa o indirectamente, les
apoyen. Todo un quebradero de cabeza para el “astuto” Artur Mas antes de que el
asunto vaya a mayores. Ahora bien, ¿de qué «mayores» se trata?
Antes de
establecer alguna hipótesis medianamente plausible habrá que valorar el fracaso
de Duran: intentó, a finales de verano, poner en marcha una operación política
orientada a estructurar un movimiento de personalidades centristas no
soberanistas. Hasta donde sabemos el elenco no llega ni a cuatro y el cabo. Al
mismo énfasis que se puso en organizar ese movimiento le corresponde el
silencio por sus resultados.
Por otra
parte, Mas y sus parciales saben (al igual que Duran) que en caso de darse una ruptura en la coalición se producirá
una fuga de demócrata--cristianos hacia
los abrevaderos de Convergencia y sus franquicias. Pero de igual manera, todos son sabedores de
que, si hay ruptura, el descalabro electoral de Convergencia está
más que cantado con el beneficio subsiguiente de Esquerra republicana. Ese es el problema de Artur Mas que, a fuer
de astuto, puede devenir en asno de Buridán.
En
resumidas cuentas, falta mucho pescado por vender en los mercados de Cataluña. Y como diría el famoso inglés: «Nada está
escrito en las estrellas». Todavía, a lo
largo de este año, veremos muchas idas y venidas, muchas vueltas y revueltas. Pues
de hecho nunca ha habido tantas variables en liza como ahora. Ya queda poco:
las elecciones andaluzas están a la vuelta de la esquina; algunos indicios nos
darán, digo yo.
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