A raíz del escándalo de las tarjetas opacas de Bankia la dirección del sindicato discutirá si
se va a mantener o no su presencia de
este en los consejos de administración de determinadas empresas (1). He dicho
«presencia» porque me parece que hablar de «participación» es desnaturalizar
esta palabra y su concepto.
Ahora bien,
entiendo que a la hora de discutir la presencia sindical en los consejos de
administración, aunque no se pueda dejar de referirse al escándalo, el debate
no puede quedar atrapado en ese asunto. En mi opinión, la discusión debe
relacionarse esencialmente con el carácter del sindicato. En todo caso, con
independencia del resultado de la discusión (participar o no, y en qué
condiciones), se ha cerrado una fase de nuestra presencia en esos lugares.
Me interesa recordar que mi posición al respecto la dejé escrita en A propósito de
Bankia.
Entiendo que el debate no se puede hacer en abstracto.
Para ello es imprescindible una verificación pormenorizado de cómo nos han ido
las cosas en cada consejo de administración. Así, y sólo así, se podrá
hacer un balance cabal. Sin trampas en el solitario. La pregunta es: ¿qué se ha
conseguido? De donde se desprendería qué hemos sacado en limpio para los
trabajadores y sus familias. La novedad, ahora, es que Toxo, se ha
declarado contrario a dicha presencia. Y, respondiendo a las anteriores
preguntas, ha afirmado que «nos ha costado más que beneficiado». Ahora bien, vale
la pena concretar: ¿qué nos ha costado y qué nos ha beneficiado?
Por lo demás, una cosa es clara: también en nuestro caso
los mecanismos de control de nuestros representantes (al menos en el caso de
Bankia) han sido prácticamente inexistentes. O, lo que es lo mismo: quienes
estaban en esos ámbitos representando al sindicato iban, por así decirlo, como
Pedro por su casa. Más todavía, ¿se planificó alguna vez desde los órganos
dirigentes cuál era el papel de nuestros representantes y qué propuestas debían
llevar?
Finalmente: entiendo que la dirección del sindicato ha
actuado con rapidez, eficacia y, en relación a las propuestas de expulsiones de
sindicalistas, lo ha hecho con rigor estatutario. En ese caso podemos decir
que, a efectos internos, se ha cerrado esa crisis. Sin embargo, en el
imaginario colectivo siempre quedará la huella de una situación que ha
salpicado el carácter y la imagen del sindicalismo. Durante mucho tiempo
tendremos que convivir con ello. Ese es un mal que han hecho los implicados.
Todo por, metafóricamente hablando, por un plato de lentejas. En todo
caso, sépase que tenemos los suficientes anticuerpos para seguir adelante por
el recto camino.
Nunca he entendido que es lo que pintan los sindicatos en la mesa de dirigentes patronales.
ResponderEliminarLa mortadela de olivas, ni es mortadela ni es olivas.
Los carajillos, ni son café ni son cogñac.
Así, los sindicalistas en mesas de administración, ni son sindicalistas ni son patronal.
Cada uno a lo suyo, y ha hacerlo bien. La patronal a ganar pasta y ha hacer la empresa más grande. y los sindicalistas a defender el derecho del obrero, palabra arrinconada por los mismos que nos representan.
Hoy todos pretendemos títulos pomposos.
Salut
Recuerdo que en los años 60/70 los jurados de empresa podían tener un consejero laboral, en los consejos de administracion de las grandes empresas. Pues bien el caso es que se nos llegó a decir que si se llegaba a sentar en el consejo un obrero representativo de su clase, se verían obligados a reunirse otro dia y en otro lugar, sólo los representantes del capital, para decidir sobre los temas que interesaban al Capital. Así que dudo que ahora los sindicalistas que estan en los Consejos puedan jugar un papel de defensa de los intereses de los trabajadores. Tengo alguna modesta experiencia en ese tema. Insisto, no entiendo la presencia hoy dia de sindicalistas en los Consejos de Administración.
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