domingo, 24 de noviembre de 2013

LA MOVILIZACIÓN DE ESTE FIN DE SEMANA: ESE MOVIMIENTO DE MOVIMIENTOS


El proceso de movilizaciones, que viene de muy atrás, remachado nuevamente en las movilizaciones de ayer y hoy, tienen como objetivo señalar de manera contundente la oposición ciudadana a todo el paquete de medidas del gobierno en materias muy sensibles. Es una respuesta tan contundente como pacífica. Que viene a incidir en la rentabilidad de la acción colectiva, cuya muestra más reciente ha sido la ya histórica huelga de las limpiezas y jardinería de Madrid, capital de la Gloria.

Este «movimiento de movimientos» es autónomo e independiente de los partidos políticos, incluidos los de izquierda, pero no es indiferente del cuadro político e institucional. Más todavía, es pacíficamente beligerante a favor de una nueva guía en la dirección política e institucional del país. Y lo hace en demanda de un cambio drástico de las medidas económicas y sociales y, vinculado estrechamente a ello, por la regeneración democrática del país. La masividad e insistencia de este movimiento de movimientos ya no es posible que sea ignorado o ninguneado. Está ahí, no sólo circunscrito a las ciudades más importantes sino extendiéndose a todo el territorio español. Más todavía, se trata de una alianza implícita entre el conjunto asalariado y las capas medias, que también están sufriendo un acelerado proceso de empobrecimiento. Esta «alianza» es un fenómeno nuevo, que conviene ser analizado con rigor y pormenorización.

Naturalmente, este proceso tiene una lectura social (o, si se prefiere, sociopolítica), pero nos empuja, naturalmente, a otra lectura, ésta de carácter político; a saber, la necesidad de que los movimientos sociales, desde su independencia y autonomía, compartan diversamente un paradigma de cambio con las formaciones políticas de izquierda partidarias de darle la vuelta a la tortilla. Cierto, no se trata de que el movimiento de movimientos sea la fiel infantería de nadie. Esto es algo que siempre hay que recordar (no sólo) a los partidos políticos.

En todo caso, me parece que algo es una verdad (siempre aproximada) a esto: el problema de fondo es de naturaleza eminentemente política. Porque este gobierno (y las derechas de diverso pelaje) no es sólo el propulsor de un acelerado proceso termidoriano sino la triste garantía del freno histórico en España en todos los terrenos.

Por lo demás, se debería tener en cuenta lo que Antonio Baylos apunta cuando vincula el proceso de movilizaciones a las elecciones europeas que están a la vuelta de la esquina:  En el territorio español, sin embargo, las elecciones europeas se interpretarán exclusivamente en su vertiente interna, y es previsible que este reduccionismo se extienda a la campaña electoral, como un aval o por el contrario un desmentido a la política del gobierno del PP. Esta "interiorización" del espacio electoral europeo es sin embargo un error, porque no permite discutir ni que se integre en el espacio de la publicidad que permite las elecciones, sobre las opciones concretas que se deben adoptar en la política europea y en la necesidad de una nueva institucionalidad de la misma, así como el significado y la relevancia de éstas. Tiempo habrá no obstante para abordar este y otros temas. (1)   

Como dice Baylos: tiempo habrá para abordar éste y otros temas. Vale




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