Importa reflexionar sobre el siguiente fragmento que aparece en el
importante estudio que colectivamente han elaborado las secciones sindicales de
CC.OO., UGT y el Comité de empresa de Alstom* (Santa Perpétua de Mogoda),
concretamente el que hemos puesto en cursiva.
Dicen los autores: Lo que pretende Alstom es establecer una plataforma
exportadora, que algunos economistas han llamado “exportación subordinada”, en
la que las bases de la competitividad se asientan sobre productos de “bajo
coste”, o procesos de devaluación interna derivados de la degradación de las
condiciones de trabajo, y no en la capacidad para generar y desarrollar
productos con alto “valor añadido”. Con
ese plan los técnicos e ingenieros pierden profesionalidad y capacidad de
gestión, se encuentran cada vez más marginados de los centros de decisión y
pasan de ser “protagonistas dependientes” a meros ejecutores de órdenes. El
“centro” (la casa matriz), fija la estrategia de mercado, las condiciones
laborales y los mecanismos de gestión interna: el “centro” innova, inventa,
diseña y la “periferia” produce a bajo coste y ejecuta las órdenes recibidas.
Cada vez más se alejan los centros de decisión y las
necesidades/exigencias/condiciones del mercado local quedan subordinadas a la
estrategia del “centro”. (Fin de la cita, que diría aquél)
En verdad es sorprendente que una empresa, considerada moderna,
Alstom, mantenga (y extienda a estos
sectores profesionales) las viejas prácticas del taylorismo, justamente cuando
los procesos de innovación de los aparatos han puesto en entredicho el rígido
ordenamiento jerárquico que preside el sistema de organización del trabajo del
ingeniero norteamericano. Es más, cuando dicha innovación exige obtener de los
trabajadores (de todas las categorías) los más amplios niveles, incluso
ejecutivos, de participación activa en el gobierno de los procesos de los
flujos productivos que ya no están predeterminados por las tecnologías de la
vieja producción estandarizada de masas. Sí, es sorprendente que, también en
Alstom, reaparezca la metáfora taylorista del «mono amaestrado». Que tampoco
quiera darse cuenta (o hace como si tal cosa) de que la vieja división del
trabajo entre investigación, proyecto y
ejecución ha entrado en crisis definitiva.
Por lo demás, un proyecto de auto reforma sindical pasa, también, por el
establecimiento de una práctica que incorporara a los técnicos al sindicalismo
confederal. Téngase en cuenta que, tras
la ruptura del “pacto de fidelidad” entre empresa y personal técnico, éste
tiene los mismos problemas que el resto de los trabajadores de la
plantilla.
Con relación a la primera parte de la cita
(esto es, que «las bases de la competitividad se asientan sobre productos de
“bajo coste”, o procesos de devaluación interna derivados de la degradación de
las condiciones de trabajo, y no en la capacidad para generar y desarrollar
productos con alto “valor añadido”») me remito a lo dicho por un sabio,
Francesc Granell, en su ya famoso artículo La exportación subordinada. Aclaremos que Granell no es un rojo peligrso sino uno de los académicos más prestigiosos de nuestro país.
En
fin, todo indica que la lidership de
Alstom ha involucionado, al menos si se la compara con los tiempos de mediados
de la primera década de este siglo que fue pionera de no pocas empresas (transnacionales
o no) en España renovando no pocas cuestiones de la negociación colectiva.
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