Dicen autorizados mentideros madrileños que, tras las
entrevistas reservadas entre Mariano Rajoy y Felipe González –sí, han leído
bien: Felipe González, primero en La
Moncloa y después en Bruselas-- se están temperando las
relaciones entre sus respectivos partidos. Hasta tal punto –explican sin
disimulo-- que podrían soplar «vientos
de pacto». No nos informan, sin embargo, si se trataría de un pacto a dos o de
otra naturaleza. Las especulaciones, en todo caso, se orientan preferentemente
a que dicho acuerdo tendría como objetivo central la cuestión europea. Pero es claro que no es posible trazar una línea
divisoria entre las cosas europeas y las de índole doméstica. De ahí que, sea
como fuere, la operación tendría uno de estos dos sesgos: o bien cómo encajan
las políticas europeas en España o qué cosas caseras se hacen en el cuadro
europeo. Para no perdernos en una selva de problemas seguiremos, también en
esta ocasión, la miniserie que nos traemos entre manos en torno a las pensiones
(1).
Al margen de la valoración que se tenga de dicha
operación, no cabe duda de que en la lógica de Rubalcaba el tema de las
pensiones estaría en el cartapacio. No tendría sentido un pacto de esas
características que dejara de lado tan importantísima cuestión. De manera que
parecen procedentes las siguientes preguntas a Don Alfredo.
¿Qué propuestas tiene el PSOE en esa dirección?
¿Dichas propuestas están en función del documento de la llamada Comisión de
Sabios o son la expresión de la autonomía de proyecto del PSOE? ¿Qué papel se
le asigna al Pacto de Toledo?
En todo caso, lo más relevante sería el contenido
concreto de las propuestas propias, del PSOE. Lo lógico es que un partido que
aspira a gobernar tenga un cuaderno propio donde estén reflejadas, con
aproximada concreción, qué hay que hacer, la gradualización de las medidas y
las compatibilidades de todo ello con un proyecto general socioeconómico. Así
pues, supongamos que lo tiene enhebrado. ¿Cuáles son? Más todavía, ¿en qué instancias,
sujetos políticos y sociales piensa apoyarse? No nos sirve la hipotética excusa
de que no desea descubrir sus cartas.
En esta batalla de las pensiones se ventilan
políticamente algunos elementos de tono mayor: de un lado, la recuperación del
«consenso socialdemócrata» entre el PSOE y su
(todavía) importante franja de seguidores; y, de otro lado, el
incremento de una representación (no coyuntural o fluctuante) de la izquierda
activa por su propio testimonio y no en función de las limitaciones de
otros. Pero, lo más importante de lo que se ventila es la condición de vida
de millones de personas. Eso por encima
de todo.
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