viernes, 3 de febrero de 2012

UNA PARTE DE LA HISTORIA DE COMISIONES OBRERAS




Se nos ha muerto nuestra Georgina, viuda de nuestro Tito Márquez. Georgina Villanueva nació en Cella (Teruel) en 1932. Su infancia está trágicamente marcada, como tantas personas, por la guerra civil y la posguerra. Su padre, militante ugetista, fue fusilado nada más estallar la guerra; su madre huyó, con sus hijos, a la zona republicna, a Mora de Rubielos. Más tarde, Georgina decidió marchar a Barcelona. Trabajó durante muchos años en la empresa textil Fabra i Coats, la mítica “Can Mamella”, que entonces contaba con una plantilla de más de 4000 personas, mayoritariamente mujeres. Su compromiso le llevó a ser elegida repetidamente enlace sindical y a formar parte de la comisión obrera de la fábrica y también a ingresar en el PSUC en aquellos tiempos. Se casó con Tito Márquez, una de las figuras legendarias de la historia de las Comisiones Obreras de Catalunya. Georgina era un símbolo para todos nosotros.

Lo que nunca se dijo –ni ella lo mencionó nunca— fue que guardaba, vaya usted a saber dónde, los dineros clandestinos, que eran cuatro chavos, de Comisiones Obreras desde 1973 a 1977. Y de lo que nunca presumió fue que en su casa (Nou Pins, 9, Barcelona) se fraguó un enorme volumen de acciones y movilizaciones contra la dictadura franquista. Y de lo que tampoco hizo gala fue que, acompañando a Tito, repartió por todas las estafetas los periódicos de Comisiones Obreras a lo largo y ancho de Catalunya. De manera que una parte muy destacada de lo que hoy es el sindicato se debe a Georgina.  Ahora está con su marido: en la historia del sindicalismo. 


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