El éxito de las manifestaciones de la jornada es
indiscutible. También de las huelgas (especialmente en Castilla La Mancha) y manifestaciones en el sector de la Enseñanza con el
profesorado y los estudiantes. Ante los datos sólo caben excusas de mal pagador
o el tradicional escamoteo de las cifras.
El “enemigo” –según la nomenkatura del madero
que dirige la policía valenciana— ha vuelto a salir masivamente a las calles.
Con más fuerza, incluso, que el día que lo hicieron las Cincuenta y siete
ciudades. Visto lo visto podemos decir, sin exageraciones ni aspavientos, que
existe un elevado nivel de deslegitimación de la contrarreforma laboral o, si
se prefiere, de la reforma contralaboral. Así pues, se ha dado –dicho
sobriamente— de gran importancia. El dato, en esta ocasión, es que los sujetos
convocantes son, además del sindicalismo confederal, un archipiélago de
movimientos y asociaciones que hacen suya la cuestión social. O sea, se
trata de un “enemigo” muy variado.
Por otra parte, la gran participación ciudadana en
el día de hoy podría ser algo así como, plagiando descaradamente a Walter
Benjamín, el freno de emergencia que
se pone a las medidas gubernamentales que los manifestantes han contestado tan
rotundamente. O, por mejor decir, la primera fase del freno de emergencia
porque las espadas siguen en todo lo alto.
Sugiero una reflexión a las amistades. ¿No parece
conveniente ampliar, para otras ocasiones, una mayor descentralización de la
toma de la plaza pública? Porque, siendo importante concentrar a la gente en
las capitales de provincia (y otras grandes ciudades), una gran mayoría de
poblaciones se quedan, digámoslo así, al margen de hacer sentir su voz. Una
experiencia no tan lejana viene a cuento: los Primeros de Mayo se celebraban en
Barcelona, Tarragona, Lleida y Girona. Ahora bien, el día 30 de abril se
manifestaban Sabadell, Cornellá, Terrassa, Mataró, Badalona, Manresa, etc.
Puedo asegurar que en estas ciudades la participación era elevada. Más tarde,
por comodidad o, ¿quién sabe?, por la manía de centralizar las cosas fueron desapareciendo
estas acciones del día 30 de abril con la idea de que la de Barcelona luciera
más. Mea culpa.
Si en España hay 50 provincias y el otro día se
manifestaron 57 quiere decir que ha habido un tímido intento de
descentralización de la protesta. Está bien esa tendencia, pero ya no basta.
Creo yo, aunque doctores tiene la iglesia (1).
Otro día hablaremos de cómo se ha desarrollado la
jornada en los demás países de la Unión
Europea.
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