Hay una opinión más o menos generalizada que afirma que las salvajes medidas (no acierto a encontrar otra calificación) que está tomando el gobierno catalán son improvisadas. Yo soy de otro parecer. Porque si dijera que son medidas a salto de mata estaría insultando la (poca o mucha) inteligencia de lo que Artur Mas calificara, con evidente exageración, el gobierno de los mejores. Pero de ahí a calificarlos de fautores de medidas atropelladas va una considerable distancia. Soy de la opinión que saben lo que hacen y por qué lo hacen. Primero, utilizan la antiquísima mecánica jurídica de la evidencia espectral, trasladada ahora al revés al ruedo político-institucional, en dos partes: a) son los mercados los responsables de las medidas que se toman; b) de paso aprovechamos la coyunda para afirmar que sólo y solamente el pacto del concierto fiscal, que siempre se no ha negado, podría poner coto a esta situación. Por si hay algún pazguato de grado medio, ahí está el doctor Mas-Colell, Consejero de Economía y reconocido exponente del lobby empresarial catalán, que se ha declarado partidario de la intervención de los capitales privados en lo público en una reciente conferencia en el Círculo de Economía y ha defendido lo que pudorosamente ha llamado “el replanteamiento del sector público” sobre la base de que los empresarios tomen la iniciativa en el sector público. Hasta donde yo sé es la primera vez que, desde la política, se hace un llamamiento tan contundentemente explícito a la invasión de los capitales privados en el sector público.
Lo cierto es, en todo caso, que nunca habíamos asistido a un frenesí tan extremista de medidas que, especialmente, agreden a los colectivos menos tutelados y menos protegidos. Lo que no quita, sino que presupone, un desaforado ataque, de momento, a la sanidad y la enseñanza. Las claras intenciones de todo ello son la extensión del abatimiento y la resignación y demostrar que el conflicto social no tiene salida; de manera que, así las cosas, nada se puede ante las dos caras de la disfrazada doble evidencia espectral. Ni siquiera las manifestaciones exasperadas de ciertos colectivos. Una muestra de tal exasperación fue la irrupción de unos centenares de manifestantes en los locales del Institut Català de la Salut, que fueron ocupados por breve tiempo.
Reconozco que es muy fácil ver las cosas desde la barrera. Pero no me resisto, incluso con vacilaciones, a opinar sobre algunas cuestiones que me parecen relevantes. Lo primero: si lo que prima es el chispazo minoritario, está cantada la derrota; de ahí la importancia de la manifestación que el sindicalismo ha convocado para el próximo jueves. Lo segundo: el chispazo puede guardar relación con la no suficiente representación del sindicalismo confederal en tales sectores; este es un asunto que lleva demasiado tiempo en barbecho, por lo que precisa una reflexión orgánica que trata de incrementar la adhesión estable (afiliación) a los sindicatos de estos sectores. Lo tercero: la presión sectorial, aislada de la contundente movilización global, conducirá al fracaso. Lo cuarto: preveo más dificultades si la negociación se aborda sector por sector, al margen de una negociación global.
Apostilla. Llamo la atención sobre la desgraciada importancia de las palabras de Andreu Mas-Colell. No estamos ya ante una ponencia académica ni ante la proclama de expertos de medio pelo. Ahora el mensaje viene directamente desde la política. Decir que no se atreverán sería, pues, tan exagerado como afirmar que lo conseguirán.
Radio Parapanda. LA ELIMINACIÓN DEL DÉFICIT PÚBLICO Y SU SIGNIFICADO EN ÉPOCAS DE RECESIÓN. HABLA CARLOS BERZOSA
Lo cierto es, en todo caso, que nunca habíamos asistido a un frenesí tan extremista de medidas que, especialmente, agreden a los colectivos menos tutelados y menos protegidos. Lo que no quita, sino que presupone, un desaforado ataque, de momento, a la sanidad y la enseñanza. Las claras intenciones de todo ello son la extensión del abatimiento y la resignación y demostrar que el conflicto social no tiene salida; de manera que, así las cosas, nada se puede ante las dos caras de la disfrazada doble evidencia espectral. Ni siquiera las manifestaciones exasperadas de ciertos colectivos. Una muestra de tal exasperación fue la irrupción de unos centenares de manifestantes en los locales del Institut Català de la Salut, que fueron ocupados por breve tiempo.
Reconozco que es muy fácil ver las cosas desde la barrera. Pero no me resisto, incluso con vacilaciones, a opinar sobre algunas cuestiones que me parecen relevantes. Lo primero: si lo que prima es el chispazo minoritario, está cantada la derrota; de ahí la importancia de la manifestación que el sindicalismo ha convocado para el próximo jueves. Lo segundo: el chispazo puede guardar relación con la no suficiente representación del sindicalismo confederal en tales sectores; este es un asunto que lleva demasiado tiempo en barbecho, por lo que precisa una reflexión orgánica que trata de incrementar la adhesión estable (afiliación) a los sindicatos de estos sectores. Lo tercero: la presión sectorial, aislada de la contundente movilización global, conducirá al fracaso. Lo cuarto: preveo más dificultades si la negociación se aborda sector por sector, al margen de una negociación global.
Apostilla. Llamo la atención sobre la desgraciada importancia de las palabras de Andreu Mas-Colell. No estamos ya ante una ponencia académica ni ante la proclama de expertos de medio pelo. Ahora el mensaje viene directamente desde la política. Decir que no se atreverán sería, pues, tan exagerado como afirmar que lo conseguirán.
Radio Parapanda. LA ELIMINACIÓN DEL DÉFICIT PÚBLICO Y SU SIGNIFICADO EN ÉPOCAS DE RECESIÓN. HABLA CARLOS BERZOSA
No conocía las palabras del señor Mas-colell pero pero sus planes y los de su trupe se ven venir des de lejos. Gracias Jose Luis por explicarnos los entresijos de ese poder que tan bien conoces.
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