El nuevo mandamás de la sanidad catalana, Boi Ruiz, ha establecido consigo mismo una dura competición sobre qué medidas desasosegantes es capaz de poner en marcha: sus declaraciones diarias están provocando sarpullidos en la población y algún que otro herpes en la profesión galenística. Recortes –la palabra de moda, taumatúrgica y no sé qué más-- está en la boca de este Ruiz unas veces en vano y otras banalmente. Por eso mi apendicitis se alarmó.
Mi apendicitis se alarmó y declarándose en rebeldía decidió servir para algo: dar por saco a quien la cobija. Es como si se dijera que si las medidas de este Ruiz se ponen en marcha, esto será la de dios es cristo. (Ahí es nada esa poda de 850 millones de euros, que se dice pronto). Y alzando su rebeldía a la condición clínica de aguda me hizo pasar dos días peor que Jesús en el famoso olivar. Hasta tal punto de que una ambulancia –sin que lo supiera este Ruiz-- me llevó volando al Hospital de Calella La Llopa. En menos que canta un gallo, el doctor Roger Pérez (y su equipo habitual) le cortó la cabeza, el tronco y las extremidades a la tal apendicitis aguda. Y taxativamente ordenó tales y tales medicamentos, antibióticos, pastillas. Un fenómeno el doctor Pérez (y su equipo habitual). Un hombre pragmático que me ha dicho: dos o tres días con dieta blanda; después, barra libre.
Ustedes dispensen, más adelante –cuando tenga alguna idea de lo que se está cociendo por ahí— haremos otro tipo de comentario. Esta chuchería la publico hoy porque tengo mono de blog. (Todavía huelo a antibiótico. Con este Ruiz olería a orujo "Últimas voluntades")
Mi apendicitis se alarmó y declarándose en rebeldía decidió servir para algo: dar por saco a quien la cobija. Es como si se dijera que si las medidas de este Ruiz se ponen en marcha, esto será la de dios es cristo. (Ahí es nada esa poda de 850 millones de euros, que se dice pronto). Y alzando su rebeldía a la condición clínica de aguda me hizo pasar dos días peor que Jesús en el famoso olivar. Hasta tal punto de que una ambulancia –sin que lo supiera este Ruiz-- me llevó volando al Hospital de Calella La Llopa. En menos que canta un gallo, el doctor Roger Pérez (y su equipo habitual) le cortó la cabeza, el tronco y las extremidades a la tal apendicitis aguda. Y taxativamente ordenó tales y tales medicamentos, antibióticos, pastillas. Un fenómeno el doctor Pérez (y su equipo habitual). Un hombre pragmático que me ha dicho: dos o tres días con dieta blanda; después, barra libre.
Ustedes dispensen, más adelante –cuando tenga alguna idea de lo que se está cociendo por ahí— haremos otro tipo de comentario. Esta chuchería la publico hoy porque tengo mono de blog. (Todavía huelo a antibiótico. Con este Ruiz olería a orujo "Últimas voluntades")
Bienvenido a la normalidad productiva, don PepeLuí. Creo que le han hecho hasta unas coplillas por el regreso tras la extirpación (con perdón) del apéndice.
ResponderEliminarSaludos desde Parapanda-Sur
!Ya me parecía a mi que algo te rondaba!. Espero que no te lo provocara la malaleche. Como se dice en catalán, a los de CiU pronto se les ve el "llautó". Salud!
ResponderEliminarSatisfecho de ver que vuelves a la carga. Por aquí seguimos con el herpes, y estoy convencido que no me va a respetar ni las uñas de los pies.
ResponderEliminarBien pensado, tendría que haberte dejado en barbecho unos días más, para emplearte de "escudo humano" contra los adláteres locales del hijo convergente de Tarzán.
Un abrazo, desde la llopa.
Gigante, no logro entender por dónde vas.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar