Ya falta menos para el 29 de septiembre. De hecho, el “día” está a la vuelta de la esquina. De ahí que me atreva a plantear unas reflexiones que, aunque sabidas, no está de más traerlas a colación.
La batalla de la imagen se gana o se pierde durante las primeras horas de la madrugada. Es decir, que cuando sea la del alba informadores y agencianos, opinantes y sacamuelas estarán dale que te pego, en unos casos repitiendo consignas subvencionadas y en otros disfrazándose de noviembre para no infundir sospechas. En esos momentos, el sindicalismo confederal –o, por mejor decir, el amplísimo movimiento creado-- debe ganar la batalla de la imagen. Porque, durante todo el día, se repetirán las noticias que se han dado por la madrugada. En resumidas cuentas, la batalla mediática no se va ganando minuto a minuto, sino al alba, al alba.
La batalla de la imagen se gana o se pierde durante las primeras horas de la madrugada. Es decir, que cuando sea la del alba informadores y agencianos, opinantes y sacamuelas estarán dale que te pego, en unos casos repitiendo consignas subvencionadas y en otros disfrazándose de noviembre para no infundir sospechas. En esos momentos, el sindicalismo confederal –o, por mejor decir, el amplísimo movimiento creado-- debe ganar la batalla de la imagen. Porque, durante todo el día, se repetirán las noticias que se han dado por la madrugada. En resumidas cuentas, la batalla mediática no se va ganando minuto a minuto, sino al alba, al alba.
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