viernes, 10 de octubre de 2008

¿PARA CUÁNDO LA UNIDAD SINDICAL ORGÁNICA? (1)


Este catacrac financiero (casi) mundial está poniendo patas arriba muchas cosas. No hablo de las más evidentes porque, al menos parcialmente, se han puesto de manifiesto en este blog en los últimos días. Lo que sí parece claro es que todas las respuestas tradicionales que se han puesto en marcha no están cumpliendo sus objetivos. Al menos de momento. Puede ser que ello tenga algo que ver con lo que alguien dijo, tiempo ha: cuando sabíamos las respuestas, se cambiaron las preguntas. Bien, con mayor o menor propiedad casi todo el mundo se está moviendo. Por eso, tengo para mí que sería apropiado que el sindicalismo confederal español se moviera un poco más, poniendo en marcha una iniciativa de gran relieve. Que es la que se verá a continuación…


Premisa. Me informaron mis amigos andaluces, durante mi estancia en la Universidad Internacional de Andalucía, el pasado miércoles, en la bellísima ciudad de Baeza, que hace poco se celebró una asamblea de delegados sindicales andaluces de Ugt y Comisiones Obreras en Sevilla, presidida por Cándido y Fidalgo. El primer espada ugetista empezó su discurso con un potente elogio de los dirigentes sindicales de Comisiones Obreras; Fidalgo, a su vez, cerró su intervención con un “¡viva Ugt!”. La asamblea unitaria estaba preparando la movilización por el “trabajo decente”… Ni que decir tiene que los representantes de los trabajadores aplaudieron a rabiar las intervenciones de los máximos líderes de Ugt y Comisiones Obreras. ¿Sería exagerado apuntar que algo se está moviendo, imperceptiblemente, en nuestros sindicatos? Porque, según mis fuentes andaluzas, Cándido habló como si la gente de Comisiones fuera la propia y el grito de Fidalgo apareció tan natural como si el “otro” sindicato también le fuera propio. Por mi parte, me quito el sombrero.


Primera consideración. Hemos partido de que, con mayor o menor fortuna, casi todo el mundo se está moviendo para encontrar soluciones o unas primeras pistas frente a esta crisis financiera que estamos sufriendo y padeciendo (unos más que otros, y unos incluso aprovechándose de ella). Pues bien, el sindicalismo confederal debería considerar que más tarde o más temprano construirá la unidad sindical orgánica, esto es, la creación de un sindicato unitario. Por muchas razones. Por ejemplo, tiene poco sentido simbólico que existan la Confederación Europea de Sindicatos y la Central Sindical Mundial, esta última es la que ha convocado la jornada global por el “trabajo decente”. ¿Hasta cuándo, pues, puede mantenerse esto, todavía chocantemente lógico, de unidad por arriba y otra cosa en los Estados nacionales, en España por no ir más lejos?


Segunda consideración. Repito: más tarde o más temprano se construirá la unidad sindical orgánica en España. Así pues, ¿a qué esperar para, gradualmente, hablar, debatir, pergeñar y empezar a poner, gradualmente, los primeros ladrillos de la casa? Por supuesto, sin precipitaciones: he dicho gradualmente. Lo que quiere decir con fases intermedias. Más en concreto, puede haber (también gradualmente) organismos de unidad intermedia que mantengan, en una primera fase, la adscripción a la casa madre tradicional, esto es, a Comisiones y Ugt. Y, poquito a poco, leyendo las experiencias avanzar, también gradualmente
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3 comentarios:

  1. Bona nit, José Luis: En L'Humanité de hoy hablan de una reunión de los sindicatos franceses de cara a esa unidad. Parece que se mueve la ola. ¡Salud!

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  2. Sin duda esta es una buena notícia.
    Habrá que estar al quite del asunto.
    Me pregunto si este óvulo recién fecundado puede en estos momentos ser un acicate para que esa gran mayoría de no afiliados, opte por salir del armario y engrosar las filas de este proyecto que se inicia.
    Saludos desde Hortsavinyà

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  3. Querido compañero y amigo, me ha sorprendido muy favorablemente, este artículo de tu "blog" -como me cuesta usar estas nuevas palabras- sobre la unidad sindical.

    Mi dilatada vida me ha permitido observar muchas lecciones de la historia. Lección es analizar, en primer lugar, los propios errores, lo que es peor, los errores en los que persistimos y reproducimos. La actual generación sindical ha sido heredera de estos errores, y quizás pueda, al mismo tiempo, señalar un camino para su superación. Esa es su responsabilidad.

    Detrás de cada error, están, además de tradiciones ideológicas rígidas, las personas que las encarnan, sus expectativas...el poder, incluso el más honesto, aquel que se basa en defender lo que se creen certidumbres. En fin...nada insalvable, con voluntad y raciocinio. Lo más interesante en la cuestión, detrás de cada error, hay siempre una inadecuación con la realidad.

    La realidad de la organización del trabajo, las empresas, la economía y la sociedad global, nunca ha producido una disfunción más objetiva con la diferenciación organizativa de los sujetos sindicales.

    Eleuterio Quintanilla, el gran pedagogo asturiano y dirigente de la CNT de los años 20 y 30, hizo un diagnóstico claro del tema.

    Observo que la división sindical provocaba una estratificación geográfica y profesional del sindicalismo. Gijón y los mineros, y metalúrgicos de La Felguera, más los pescadores y transportes para la CNT. Oviedo, y el resto de las cuencias mineras y profesiones para la UGT. Tuvo que preguntarse que sentido tendría aquello.

    Ciertamente, Quintanilla, perdió, sistemáticamente y democráticamente, sus posiciones en los congresos confederales. Alrededor de dos grandes temas, cosa curiosa, pero no desconectada: las federaciones sindicales de industria y la unidad sindical orgánica con la UGT.

    Su última gran aportación a la historia del movimiento obrero, doblemente noble porque la realizó desde la minoría relativa de su organización, fue su iniciativa de la "Unidad de Hermanos Proletarios". La UHP que identifico para la eternidad la revolución de Asturias en el 34.

    Algunas consideraciones para incorporar a la agenda de principios del siglo XXI, la cuestión de la unidad orgánica de las confederaciones sindicales de España, incluso para hacer posible iniciativas desde Catalunya que la promuevan:

    a) la convicción de que existe una disfunción entre la organización del trabajo actual, la configuración de las empresas, la economía y la sociedad globales, con una situación local de división sindical. No es posible argumentar, la pertenencia común y lógica, a una misma CES y CSI, con una situación de división e incluso de "dumping" sindical.

    b) en el pasado, una de los grandes argumentos contra la unidad sindical orgánica, consistía en pensar que se reproduciria la división como efecto de ese movimiento unitario. Que la suma de las organizaciones sería siempre menor que las organizaciones originales. Que ciertos sectores de trabajadores continuarían contrarios a la unidad y mantendrían organizaciones separadas. Esa es una hipótesis posible, pero coyuntural, creo que pesara más el gran movimiento unitario, porque es acorde con los cambios en el modelo social y productivo.

    c) un nuevo movimiento unitario sólo es posible, a condición de una reformulación deontológica del propio sindicalismo. Una formulación profundamente ética que interiorice el respeto a las diversidades de todo tipo, politica, no cabe duda, pero, también profesional, de género, de edad, de orígen y abierto a los derechos de las personas en tanto tales. La libertad sindical, que fue el gran argumento para mantener la división, debe ser ahora la señal de identidad redoblada de una sola organización, la señal de identidad de su vida interna.

    Unas reglas democráticas participativas y transparentes, que además del peso de la mayoría incorporen el valor del consenso y el respeto de las opciones coyunturalmente minoritarias, son una clave de bóveda en este proyecto.

    El amigo José Luis nos ha dado una imágen muy gráfica con esa asamblea y el mutuo intercambio de reconocimientos.

    d)CCOO., UGT, y USO, no deberían tener problemas en participar de ese proceso. Pero ese proceso necesita de los sindicatos representativos nacionalistas, y ello exige de una metamorfosis en el sindicalismo confederal español. Es necesario repensar un sindicalismo realmente federal capaz de confederar todas las sensibilidades y experiencias. Si esto es deseable ahora, cuanto más, con un proceso unitario fundacional.

    e) Este proyecto debe estar abierto a todas las experiencias sindicales, también las corporativas que se replanteen su propio proyecto. El sindicalismo confederal debe ser generoso y repensar el papel de los intereses profesionales de grupo en el gran proyecto sindical conjunto.

    En fin..solo unos apuntes para otra gran idea del director de Metiendo Bulla, una ventana crítica y proyectual sobre el mundo de hoy.

    Tu amigo y admirador. Fernando Garrido.

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