El
debate sobre el Estado de la Nación me ha sugerido tres breves meditaciones: el
discurso del Presidente del Gobierno, la bisoñez del Partido Popular y la sorpresa del pintoresco
diputado Rufián. Las
inmisericordes calores han impedido que siguiera reflexionando sobre otras
cuestiones e incluso mejorar las que vienen a continuación.
1.---
Me ha sorprendido gratamente el planteamiento que ha hecho Pedro Sánchez; dejemos a los sabihondos que presuman
de no haberse sorprendido. Es un conjunto de medidas necesarias en esta difícil
situación y, ciertamente, valientes. Tienen, por así decirlo, una mano de
pintura socialdemócrata. Si desde el PSOE se sabe y se quiere organizar un
trabajo de acupuntura por toda España de explicación de las medidas, de un
lado, y el mensaje de Yolanda Díaz hace su
recorrido, se puede presumir con fundamento que el potencial de la izquierda
sumergida puede salir a flote. O debería ser así.
Ha
sido un discurso que ha pillado a la oposición, derechas y ultras, con los
meados en el vientre.
2.-- Acostumbrado a la mentira y calumnia,
habituado a los fakes y regüeldos
varios, los portavoces del PP han resbalado estrepitosamente: así la oradora
oficial, Gamarra, como el primer dirigente, Núñez Feijóo en diferido, ad portas
del hemiciclo. Seguramente esperaban otro discurso, un ´más de lo mismo´, y se
encontraron con un golpe de timón sorprendente. La Gamarra leyó el discurso que
venía cocinado por su logógrafo de cabecera donde sorprendentemente sacaba a
relucir a ETA. Por su parte Feijóo
interviniendo oficiosamente en el debate se mostraba rajoyanamente indeciso
ante las medidas. Tampoco se esperaba el chaparrón de Pedro Sánchez. Feijóo, en
todo caso, no habló de las medidas económicas después de sus últimos tropiezos en
la materia, todos ellos tratados caritativamente por los medios oficiales y
extraoficiales.
3.-- Rufián es el portavoz parlamentario del partido europeo más confuso, ERC. Mi sorpresa no fue el gesto de las balas, porque no se trataba de un acto político sino publicitario. Igual podía haber sacado el calcañar del hombre de Atapuerca. Mi sorpresa es que no dijo ni mú de Cataluña. Para el primer partido independentista de Cataluña ese silencio en Madrid, en este debate parlamentario, querrá decir algo que a un servidor se le escapa: por culpa de las calores, mire usted.
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