Ni
los cien días de cortesía parlamentaria. Leña a Sánchez hasta que hable
esperanto. Peor todavía, antes de que los ministros tomen posesión de sus
carteras la ultraderecha se tira a la calle en su contra. Es «el nacional populismo,
la máscara del viejo fascismo», dice Javier Cercas hoy
en La Vanguardia.
Ayer
domingo tuvieron lugar concentraciones, presididas por un lema que hará furor
en esta legislatura: «España existe». Es
una frase que recuerda la vieja copla de aquel Pepe
Blanco famoso: España no hay más que una. España existe, una frase que resume las angustias y
retortijones del espíritu de cuantos ven que su España se va desvaneciendo. Es como la desazón de aquel ricachón que,
cuando viajó por primera vez en avión, a
medida que el aparato iba subiendo, veía que su latifundio se iba haciendo más
chico.
Ayer
domingo hubo concentraciones de protesta: todos los asistentes cabrían en el
tendido del 7 de la plaza de las Ventas.
Y
ayer también fue domingo en TV3, llamada por algunos caricatos Tele Procés. Tal como
estaba programado se entrevista al viejo patriarca, aquel Jordi Pujol que dio mucho que
hablar no hace tanto tiempo. Me refiero a aquel personaje que se disfrazó de
político para no infundir sospechas. El tema y la excusa de la entrevista era
el 0,7 por ciento de la ayuda internacional de cooperación a los países en vías
de desarrollo. He dicho el 0,7, así pues no hay errata. No lo confundan con el
no menos famoso 3 por cien.
Como
era de esperar la entrevista ha provocado un terremoto. Hasta Esquerra Republicana de Catalunya
ha puesto el grito en el cielo. Por supuesto, el Comité de empresa dijo lo que
tenía que decir: las tres verdades del barquero de Talaván.
En
todo caso hay quien sospecha que la intención de la epifanía pujoliana en Tele
Procés es demostrar que «Pujol existe». Cierto,
al menos ayer domingo Pujol existía.
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