sábado, 13 de abril de 2019

¿Quién corta el bacalao en Cataluña?





Cuatro dirigentes independentistas de adscripción post convergente, actualmente presos, que están siendo juzgados por el Tribunal Supremo, han abierto la campaña electoral de su formación política con un importante artículo colectivo en La Vanguardia.  Hubiéramos deseado que lo hicieran en libertad, coram populo, pero así están las cosas. Hablamos de los cabezas de lista Jordi Sánchez, Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn. El artículo se titula “Por el desbloqueo sin cheques en blanco” (1). 

El artículo tiene, como mandan los cánones, una entrada que despierta el mayor interés. Sea.  «Digámoslo claro de entrada: acabar con el bloqueo de la política española que todo lo paraliza es nuestro objetivo y la razón principal para encabezar las listas del 29 de Abril». Es un íncipit atrayente. Nos barruntamos que el primer redactor es Jordi Sánchez que, en otras ocasiones, se ha expresado de esa manera.

Políticamente tiene su lógica: cualquier oferta política tiene su condición, a saber, que no hay cheques en blanco. O, lo que es lo mismo, que debe negociarse. Ahí es donde el artículo pierde gas, toda vez que no aparece concreción alguna de la cantidad y cualidad del cheque. A saber, qué y cómo negociar. En todo caso, también es lógico que en campaña electoral los silencios sean considerados como parte de lo que se intenta decir. No dar cuatro cuartos al pregonero está dentro del libro de estilo de la sintaxis electoral. Estos cuatro dirigentes independentistas deben cubrir, al menos, dos frentes para guardarse las espaldas. De un lado, la mano que aprieta desde Esquerra Republicana de Catalunya; de otro lado, la mano que ahoga desde Waterloo, que es la más influyente.

Veamos, lo que se quiere decir --«acabar con el bloqueo de la política española»--  choca abruptamente con Waterloo y sus amigos, conocidos y saludados. Porque la relación morganática entre Puigdemont y Torra va en otra dirección. No se trata de una presunción sino de lo que ambos personajes han venido declarando, tras su fracaso al no poder impedir que saliera adelante la moción de censura a Mariano Rajoy. Y, más todavía, tras la eliminación de las listas electorales de quienes la facilitaron. Es la mano que ahoga cualquier posibilidad de apaño para desbloquear el problema. En definitiva, hasta que, desde las filas post convergentes, no se diga «hasta aquí hemos llegado» no se podrá indiciar un itinerario que provoque una discontinuidad cierta.

Mientras tanto, se hablará con el lenguaje del abanico. Es una colección de signos muy sugerentes.  Por ejemplo, cubrirse los ojos con el abanico abierto, significa "Te quiero". Pero si se cubre el rostro indica "Cuidado, nos vigilan”. Mientras se siga hablando de esta guisa por parte de los cuatro se mantendrá este grotesco sarao.  En todo caso, sépase que el lenguaje del abanico no tiene nada que ver con lo de cortar el bacalao. Con todo, no seremos nosotros quienes neguemos la importancia del artículo y de las novedades que contiene. 


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