miércoles, 27 de febrero de 2019

Fascismo, una advertencia




«Fascismo, una advertencia» es un importante libro de Madeleine Albright, secretaria de Estado con Bill Clinton. Se trata de uno de esos ensayos que deberían estar en la mesita de noche de todos nosotros. Estilo potente, sobrio. Sin remilgos ni adornos: al pan pan y al vino vino. Un periodista temperado como Lluis Foix nos lo recuerda hoy en La Vanguardia.

Vale la pena revisitarlo, como es mi caso, o leerlo –más bien, estudiarlo--  por primera vez. Mi primera conclusión: las políticas de un gran número de países están siendo interferidas y, peor todavía, condicionadas por determinadas potencias mundiales. En el caso de los Estados Unidos, ni te cuento. Ahora bien, en esta ocasión se traen a colación toda una serie de actividades de la Rusia de Putin que, efectivamente, interfieren los procesos electorales sino que, sobre todo, condicionan el conjunto de las políticas de una serie de países. En cierto sentido, nada hay nuevo bajo el Sol. Pero en esta ocasión la cosa ha alcanzado una enorme agresividad y, por así decirlo, se hace a cara descubierta. Lo nuevo es que ahora no hay disimulo.

Ejemplos hay para dar y vender: la injerencia rusa  en el proceso electoral norteamericano que dio la victoria a Trump a través de una serie de herramientas virtuales; tres cuartos de lo mismo en España, Francia, Holanda, las repúblicas bálticas, Chequía, Ucrania y Georgia. Item más, la intervención rusa en el asunto del Brexit. Por su parte, Foix señala que Matteo Salvini recibió la friolera de dos millones de euros para su campaña  electoral en Italia. Cosas de la geopolítica.

Mientras tanto, en España –que también está siendo zarandeada por esas injerencias— nadie levanta la liebre. Ni quiera la izquierda, que es la pieza más débil de ese tablero de ajedrez. Por ejemplo, en el maremágnum de la campaña  electoral no sólo no existe Europa, tampoco Putin.

De momento, sólo la mirada lúcida de Gabriel Jaraba nos lo advierte: «Todo eso lo iremos descubriendo después del Brxit y cuando se aclaren las relaciones Putin – Trump y Xi Jimping, es decir, según  el estado de debilidad de la Unión Europea». Y digo para mis adentros: al hombre de Waterloo se lo han explicado.




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