EL POSE Y EL ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES
Leo que Pedro Sánchez propone un nuevo
Estatuto de los Trabajadores. No es algo irrelevante, por supuesto. Así
que esta noticia merece algunos comentarios. Pero, antes de meterme en harina, quisiera
decir que Sánchez debería haber indiciado qué elementos esenciales –o, si se
prefiere, qué paredes maestras-- debería
tener este nuevo estatuto, de un lado; y, de otro, qué relación guarda esta
propuesta con otra de no menor calado, ya prometida también, cual es la
derogación de las sucesivas reformas: tanto la de Zapatero como la de Rajoy. No
es cuestión de pejiguería sino de clarificación. En todo caso, ello no quita
importancia a la nueva propuesta del flamante secretario general del PSOE.
Entiendo, por descontado, que ese planteamiento debe
ser apoyado sin ninguna reserva mental. Que alguien diga que la propuesta sea
electoralista no deja de ser una vulgaridad. Ahora bien, que deba ser apoyado
no implica que el sindicalismo siga sin delimitar de qué manera se trasciende o
se desborde el conjunto de la reforma laboral. Sin ese planteamiento soy del
parecer que el sindicalismo irá dando tumbos y su parábola declinará todavía más.
Es más, sin ese planteamiento, además, no habrá una negociación colectiva fértil,
de regadío. Hay, sin embargo, otro elemento de no menor consideración: sin ese
planteamiento es muy difícil que el sindicalismo tenga una estrategia autónoma.
Pedro Sánchez debería aclararnos cómo y de qué
manera se va a elaborar el nuevo Estatuto de los Trabajadores. Es exigible que
se elabore buscando la confluencia de todos los sectores y actores interesados
en tan importante y necesaria operación. Y es no menos exigible que se haga
teniendo en cuenta que el paradigma en el que nos encontramos nada tiene que
ver con el de 1978. No hace falta decir que el fordismo es ya pura herrumbre. Quiero
decir lo siguiente: sería completamente inútil que las cosas se orientaran a
reponer lo que se ha perdido o ha sido laminado por las reformas de Zapatero y
Rajoy.
Finalmente, entiendo que los actores sociales y los
operadores jurídicos del iuslaboralismo deberían ser convocados por Pedro Sánchez
para trabajar desde ahora mismo en un
primer borrador del Estatuto que se reclama. La formalización de estos trabajos daría más
consistencia a la propuesta de Sánchez. Y sobre todo parecería más sincera.
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